Carlos Amir GonzálezQuienes pensábamos por los setenta, al igual que lo anunciaba Fidel, que traspasaríamos el siglo veinte con un mundo de cara al socialismo, hoy podríamos con todo derecho sentirnos frustrados, decepcionados, o tal vez con una huelga de brazos caídos, pensamientos,
neuronas en el mismo estado, por aquello de que también creímos en nuestros revolucionarios de los sesenta de que la “imaginación debía ir al poder”.
El poder de la imaginación de pensar de soñar un mundo distinto, diferente al que nos tocó cohabitar con pobres e indigentes de la condición humana, o no tan pobres e indigentes pero pensadores o analizadores de que este sistema capitalista con más de cuatrocientos años de “gestión y actuación” dentro de la sociedad humana, y como único custodio del único planeta que habitamos, está colapsado y aplazado como administrador de nuestro destino, futuro.
Es más ha logrado que no tengamos destino ni futuro, los más los todos, y ellos dentro pero “sin imaginación” para pensarse dentro de otro sistema que no sea el propio, el de la acumulación de riqueza sin sentido, el de cada día ser más con mucho, con todo, pero rodeados de gente, de pueblos que cada vez están en peores condiciones de poder reproducir el circuito de que ellos se “alimentan” para acrecentar sus burbujas de reproducción capitalista. ¿Pueden seguir así sin darse cuenta? SI, siguen así dándose cuenta. Son los administradores de un monstruo al cual no le pueden regular sus fauces mecánicas, no están interesados, son los custodios de alimentarlo y alentarlo en cuanto a seguir funcionando, son los custodios de su vida, el monstruo es su tótem y su espejo, su réplica de existencia, su razón de ser y existir.
Nuestra ineficacia, nuestros erroresSocialistas de sentido científico, inexorable, el futuro viene nos decía Benedetti, y también nos decían “no es de revolucionario quedarse al costado de la puerta, a ver pasar el cadáver del imperialismo”. Un cadáver que aun hoy luce lozano y pletórico de vida (o tal vez de muertes) pero que continua airoso, no hay duda. Su principal líder y representante se va a recibir el premio Nobel de la Paz, y hace un discurso “hablando de lo justo y necesario de las guerras en que está involucrado, para salvar al mundo de los enemigos de la paz, libertad y democracia”.
Gandhi se revuelve en su tumba y en su dicho, “no hay varios caminos hacia la paz, la paz es el único camino”, pero estos exterminadores de la paz, de la libertad, igualdad, fraternidad, solidaridad entre los seres humanos, nos llevan a un mundo estructurado sobre mentiras, patrañas, engaños, donde nos anuncian que una vez superados “los males que a todos nos aquejan por igual”, se abrirá la vieja senda de nuestra futura felicidad, a través de un consumismo sin trabas e igualitario que les permita engordar más sus alforjas. Para que al anochecer de cada día el ciudadano que duerme hambriento sueñe con un plato de comida posible al amanecer del siguiente día, el que duerme bajo el puente con un hogar, el que quiere estudiar atravesando la puerta de una academia, el de escaso salario con uno que le permita arribar a los bienes que mitiguen las necesidades familiares…y así el “sueño americano” o el de los estados y sociedades del “bienestar social” golpeará a la puerta hasta de los hogares asiáticos y esquimales, por qué no ? O es que acaso la “vida no es sueño” ?
Lenin decía que era válido soñar a cuenta de después del sueño hacer cosas en concreto para que los sueños se hagan realidad. El sueño de esa sociedad socialista más justa, más posibilitadora para todos, con los medios de producción al servicio de cubrir las necesidades sociales, con la banca de capitales nacionalizada al servicio de la nación, con alimentos – vestimenta – salud – pleno empleo - educación para el desarrollo de los sectores populares, con un comercio a través de importación – exportación para obtener reservas que nos hagan no más ricos sino que más libres y soberanos para disponer de nuestros recursos de cara a una justa redistribución de la riqueza que nos lleve a “la pública felicidad”; parece que nada de esto cupo en el sentido de nuevos y viejos administradores del sistema capitalista, que en algún momento confundieron sus planteos políticos con socialismos o el moderno y proclamado sentido progresista de plantear cambios o rectificaciones al sistema imperante en los términos de relación social y económica.
Después de cinco años de gobierno progresista en Uruguay el 70 % de la clase trabajadora uruguaya cobra menos de 240 dólares mensuales, en Chile la misma cosa, en Argentina, en Bolivia que en algunos aspectos pinta mejor les es dificultoso a los trabajadores hablar de recuperación del poder adquisitivo del salario, la mayor carga impositiva en estos países del progresismo cae sobre la espalda de los trabajadores y sectores medios, sigue siendo el libre albedrío de los sectores económicos más pudientes en el tema impositivo – no es la razón sencilla y simple de que “el que más tiene, que más contribuya”, ni que hablar del Paraguay donde en principio parlamentarios y empresarios se negaron a un Impuesto a la Renta Personal y hoy se niegan los empresarios de la soja o agronegocio a pagar impuestos que no sobrepasan el 12 %. Pero bueno, menos mal que se pintan de progresistas (vaya a saber donde se acuñó el término, o que quiere decir en lenguaje político) y no de revolucionarios o socialistas que a esta altura de sus “administraciones” se sabe que no son, o por lo menos que a esos lugares político, ideológicos no se encaminan ninguno de sus cambios, sino que mas bien rumbo a ser los nuevos administradores del viejo orden capitalista.
Que esto sea así tiene que ver con la falta de presencia, peso, cuestionamiento, falta de propuestas creíbles y sostenibles, tomadas por los sectores populares, de parte de los sectores políticos del socialismo, de la revolución de la izquierda, del comunismo, del sindicalismo, cooperativismo, y muchos más que no han sido capaces de instrumentar y articular por dentro de la sociedad proyectos de país, de nación, políticos, culturales, económicos que sean el instrumental liberador con que los pueblos quieran desbrozar el camino de su construcción futura.
El retorno de los brujos
Pasaron ya más de tres décadas y media de Neoliberalismo, el mismo destruyó, arrinconó, replegó a las organizaciones del sindicalismo y del socialismo. Luego del mismo los pueblos se animaron a elegir propuestas de cambio de las llamadas “progresistas”. Dentro de las formas republicano – representativas de conferir el gobierno, los pueblos no se aplazaron, puede decirse que eligieron bien. Esa elección estuvo vinculada a Fuerzas Políticas de entonación Progresista que prometieron cambios desde la gestión de los nuevos gobiernos, para corregir los males de la devastación Neoliberal. Enumerando altos índices de desempleo, liquidación de la industria nacional, de la banca nacional, privatización y saqueo de empresas públicas – y donde no pudieron privatizar “concesiones para tercerizar servicios”, extranjerización de la tierra, concentración de la misma y su uso en manos de las grandes transnacionales del Agronegocio que presentan la paradoja que su “revolución verde” de la soja transgénica y otros cereales trae consigo la “deforestación” que conjuntamente con la rapaz Minería seguirá trayendo consecuencias terribles sobre nuestras tierras, desaparición de pequeños y medianos productores y comerciantes de la ciudad y el campo con la contracara de la aparición de grandes cadenas de Supermercados que concentran la compra y comercialización de alimentos – ropas – electrodomésticos y terminan siendo los “fijadores de precios” de lo que compran y venden y finalmente teniendo mucho poder concentrado en lo que hace al proceso de carestía de la vida de los ciudadanos.
Quienes dentro de este proceso sacralizaron al Mercado Internacional y Nacional como el gran árbitro y articulador de la construcción de los procesos económicos y empequeñecieron y degradaron la labor del Estado en este sentido, ganaron durante mucho tiempo la dominación político, ideológica y cultural sobre la voluntad creadora de los pueblos, fueran estos de la centralidad del sistema capitalista como de la periferia. La Revolución Conservadora del Capitalismo se impuso a “las buenas o a las malas”, sacar de la mente y la vida corriente y común de la gente ese Proyecto de Mundo y Naciones, es un imperativo de la época de parte de quienes seguimos pensando que el Socialismo sigue siendo como Sistema Político, económico y social, la única tabla de salvación para el estado de cosas a las que nos ha llevado el anciano régimen, un naufragio masivo de la Humanidad. El Arca de Noé, frente a este prolongado diluvio de crisis en varios terrenos con sus consecuencias de hambrunas, desempleo y destrucción creciente del planeta, es el Socialismo sin apellido y hablando el idioma que los nuevos tiempos requieren, pero no un lenguaje de conciliación con los que nos siguen llevando a una nueva debacle, siendo los responsables de las anteriores.
La conciliación con los agentes políticos y económicos que han sostenido el sistema capitalista en el centro o en la periferia, solo ha generado en los pueblos que han apostado por “gestiones de cambios transformadores”, desconfianza y decepción, surgiendo la ilevantable frase de “son más de lo mismo”, generada en la visión de la falta de convicción y decisión para profundizar en los cambios.
En Europa la “derecha xenofóbica” recupera el timón de las naciones frente a una socialdemocracia que fue una administradora “con rostro humano” de los mismos intereses económicos y sociales. Algunos gobiernos regionales y peso político en algunos parlamentos, son zonas de presencia de la izquierda europea, y muchas centrales de trabajadores aun mueven sus luchas y las direccionan desde esta perspectiva política e ideológica.
En Africa subsahariana la situación es de carácter hospitalario, y más al norte, con algunos enclaves de mayor desarrollo y de estabilidad política, las cosas no cambian tanto, sus pobladores se siguen subiendo a precarias embarcaciones para huir de la miseria arribando a costas europeas, si es que lo logran y para iniciar procesos de discriminación y esclavitud laboral.
Oriente, Asia, Oceanía, las Américas, no marcan diferencias en cuanto a la profunda pauperización de los niveles y calidad de vida de sus pueblos, salvo por algunos verdores esperanzadores que se presentan en algunos procesos políticos, que son sustentados por la voluntad votante de los pueblos en más de un 50 %, y en alianzas políticas “atadas con frágiles hilos”, que pueden desbarrancarse si es que no aparecen “buenos atributos en la conducción política, que congenien capacidades técnicas, científicas, académicas, sociales, culturales, con un proceso transformador claro en sus objetivos y certero en la articulación de una planificación que no se aparte del cumplimiento de sus etapas, por más que los enemigos de los pueblos la bombardeen con artillería pesada”.
Mascaras democráticas
Desde Europa se lanza una mirada esperanzadora sobre los cambios políticos que se han desarrollado dentro de América Latina y en América Central, sobre todo desde su Socialdemocracia y Partidos y Movimientos de Izquierda, Centrales Sindicales…y plantean que hay que tomarlos como un buen ejemplo, para corregir males que a ellos le acontecen.
Países eje de lo que en Europa acontece como Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, Holanda, y lo que hacia adentro de la Comunidad Económica Europea los mismos determinan, pasando por las repercusiones internacionales en un mundo globalizado, actúan sobre la base de políticas de Extrema Derecha en el marco de lo que ha sido la revolución conservadora de Reagan y la Dama de Hierro. Lo clásico era que las consecuencias de las crisis permanentes o cíclicas del Sistema Capitalista, las pagásemos los países de la periferia, sin embargo la actual, cuya Administración Central fija domicilio en Washington D.C, está teniendo consecuencias terribles en Europa, hace poco nos enterábamos que en Inglaterra los “ajustes” a causa de la misma, dejarán un saldo de 500 mil desempleados, mientras que en otros países europeos ya se cuentan por millones. Triste es ver como los ciudadanos europeos les han devuelto con su voto, el gobierno de sus países, a los propios agentes políticos generadores de las crisis con sus políticas y hoy día los grandes “ajustadores” del Sistema Capitalista. Se que lo mismo amerita el análisis de varias causas, complejas que confluyen, pero la realidad es como es y también amerita verla en su simplicidad. Esos mismos pueblos habían abdicado de la derecha política por las nefastas consecuencias que la misma, en su maridaje con el fascismo, trajo a sus naciones, en los desastres de la guerra y en los desmantelamientos de sus Estados de Bienestar Social.
Si los latinoamericanos en nuestra etapa de postmodernidad, luego de bárbaros caudillajes medioevales, cruentas dictaduras cívico – militares, fascismos empoderados, sistemas electivos de partidos tradicionales que juegan al osciloscopio populista entre progresismo y conservadurismo y que terminan sirviendo a los mismos intereses económicos y sociales que no son los de las mayorías populares que los votan precisamente…no entendemos que en la desarticulación de viejos o “nuevos” sistemas de dominación capitalista está el meollo de nuestra “llegada a las administraciones de gobierno”, seguiremos trabajando políticamente para el diablo. En lo económico sino se destruye el viejo nudo gordiano de una ecuación que determina en la distribución de la riqueza del 100 % de lo producido como tal, un 20 % para el 80 % del pueblo y un 80 % para el 20 % compuesto no de sectores populares precisamente.
En los actuales gobiernos del progresismo, esta distribución de la riqueza sigue siendo así básicamente. Entonces, ¿adónde estamos yendo?.
Las fuerzas nucleadas en el actualmente llamado progresismo o internacionalmente conocido como “otro mundo es posible”, deben comenzar a construir las bases de un Mundo Socialista, único polo racional de una insurgente necesidad histórica, sustituyente de un Sistema Capitalista varias veces anunciado como moribundo, pero que se lo ve muy pujante en cuanto a destrozar militarmente las esperanzas de cambio de los pueblos, y devastar diaria y cotidianamente la única nave que tenemos para arribar a un Futuro Mejor, el Planeta Tierra.
(*)Periodista uruguayo residente en Asunción