Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: El otro terrorismo:

viernes, 3 de junio de 2011

El otro terrorismo:

LA BANALIDAD DEL MAL Y LA PRENSA AMARILLA

Antenor Maraví Izarra (*)

En el juicio contra Adolf Eichmann, al hablar de la banalidad del mal y la irreflexión de quiénes cometieron crímenes actuando bajo órdenes superiores en los años del holocausto nazi, Hannant Arendt señaló: “El solo hecho de haberse llevado a cabo en Israel frente a un Tribunal judío y bajo presión de miles de familias afectadas, era suficiente para saber que la sentencia estaba escrita de antemano”. Habla, por sobre todo, de la importancia y la necesidad de sumar voluntades y esfuerzos en la búsqueda de un futuro diferente para quienes sufrieron aquellos años nefastos, en los que, todos los sobrevivientes combatieron a viva voz el mal banal por considerarlo como uno de los peores males que atentó contra la dignidad y los derechos humanos.
Paradójicamente en el Perú, a tres días para la elección de un nuevo Presidente de la República, banalmente seguimos confrontando barreras de variada índole, donde los medios de comunicación, - hoy alentados por esa rancia derecha oligárquica, asustada de perder viejos privilegios, sigue encendiendo fogatas de odio e intolerancia contra la prédica de una necesaria política social y justa distribución de la economía nacional, y una lucha frontal contra la corrupción y concertación para un buen gobierno, planteados por el candidato Ollanta Humala - han desatado delirantes rabietas y gritos desaforados de conocidos gonfaloneros como el caso de Bayly y otros tantos mercenarios de la prensa amarilla que incansablemente vienen destilando una serie de seudo historietas teñidas de un daltonismo craso y afiebrado, contra el candidato OLLANTA HUMALA de Gana Perú.
En esa vieja pirueta, llama la atención que el periodista Pablo O’brien, ex jefe e integrante de la Unidad de Investigación del diario El Comercio, del que no hace mucho fue desaforado por posibilitar la difusión de los “Petroaudios” en un canal de TV limeño, con salpicones de corrupción en las esferas gubernamentales del aprismo. Y llama la atención que un periodista de su talla “moral”, hoy se preste como un operador ¿? de una entrevista publicada en el diario Perú 21, y transmitida con apremio en algunos canales de la televisión capitalina, en los que el delincuente Antonio Mori Sandoval, natural de Huánuco, declara con todo desparpajo haber pagado al Capitán Carlos (Ollanta Humala) cupos de aterrizaje en el Km 19 de la carretera marginal, supuestamente para facilitar a los narco traficantes. ¿Por qué este periodista revienta estos cohetecillos a la hora undécima?, y lo inverosímil es que, a escasas horas para el veredicto electoral, hoy entre zangamanga y sospechosas intenciones moralizadoras, se preste lirondamente a encender las fogatas de este festín nauseabundo, que a todas luces es una sanguaza que atenta la honestidad de quien lidera la opción política de los necesarios cambios, de esta patria que tanto nos duele.
En defensa de los Derechos Humanos y la Democracia
Tanto el hombre como la mujer, por el simple hecho de ser seres humanos, son sujetos de derechos sin distinción de raza, sexo, edad, religión, credo político, nacionalidad, condición económica, cultural y social, en todo lugar y en todo momento. En ese sentido los derechos humanos orientan el orden jurídico y requieren condiciones de respeto y protección en toda sociedad.
En un país como el Perú con profundas contradicciones sociales, con abismales diferencias en la distribución del ingreso, con una economía desarticulada y signada por la exclusión y la pobreza, ¿Cómo seguir callados e indiferentes ante tanta injusticia? con marcadas desigualdades, con nacionalidades, culturas y lenguas fuertemente arraigadas e históricamente marginadas, y sin proyecto sostenido. ¿Es posible hablar sobre la libertad, la justicia, igualdad y fundamentalmente el respeto a la vida, tal como son jerarquizados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos?.
¿Cómo hablar de paz, del derecho a la educación, salud y la vivienda, cuando la extrema pobreza de una elevada cifra de la población nacional, aún siguen estirando las manos con exigencias de reparación y justicia social lacerando a diario la conciencia y la memoria del país, próximo a cumplir el bicentenario de su Independencia Nacional del dominio español, donde los sueños y anhelos del pueblo siguen encapsulados en leyes y gestiones ajenas a sus demandas históricas?.
¿Cómo hablar de apoyo y participación del pueblo, cuando la corrupción y la impunidad, siguen cabalgando abrazadas. Cómo hablar de nuevos tiempos y esperanzas, cuando la mayoría de los damnificados por el devastador terremoto que asoló ICA hace más de tres años, siguen durmiendo en carpas de esteras y cartones, en tanto los gobernantes siguen repicando cada vez más las campanas de la privatización, ofertando el oro y el moro, sin entender que el pueblo confronta una dramática situación?.
En esta frontera de exigencias y obligadas reflexiones ad portas a las elecciones, en el fiel de la balanza de propuestas de los candidatos, frente a la promesa y vieja práctica del asistencialismo y los funestos antecedentes de la mafia fujimorista corrupta y criminal que encarna Kaiko Fujimori, me solidarizo plenamente a las intenciones de justicia social y el manejo político y económico del candidato Ollanta Humala, al servicio de las mayorías nacionales, y como tal, votaré por él.
En este contexto, los periodistas acostumbrados a compartir los sahumerios palaciegos y las prebendas, es hora de que pongan las barbas en remojo y defender la verdad con objetividad y patriotismo, en este orden ningún medio debe convertirse en caja de resonancia de intereses oscuros, ni abdicar de su sentido fiscalizador y crítico, y tampoco olvidar que la prensa tiene el deber de escuchar y coadyuvar con imparcialidad las demandas plurales de la sociedad civil.
Y recordar que todo derecho genera un deber de responsabilidad en el ejercicio de ese derecho, esa responsabilidad recae, no solo en los dueños y el director de la publicación, sino en todos los periodistas que deben participar con pleno respeto a la verdad y los valores humanos y morales. Como alguna vez señalara el premio nóbel español Camilo José Cela, “Siempre debemos recordar que el periodismo y ese derecho del pueblo a la expresión y la opinión, no es el eje de nada sino el eco de todo, al real servicio de las aspiraciones superiores de un pueblo”, en la búsqueda de la verdad, la libertad y la defensa de la dignidad del ser humano, en la construcción de un país más equitativo y solidario con los marginados, en paz y democracia, tal como fueron proclamadas como derechos inalienables hace 62 años en la Declaración Universal de los DDHH, en la histórica Asamblea de la ONU el 10 de Diciembre de 1948 e incorporada en años sucesivos a la legislación interna de los países signatarios, entre ellos el Perú.
(*) amaravizar@hotmail.com

No hay comentarios: