Antenor Maraví Izarra (*)
En
su diálogo sobre la amistad, Cicerón sostiene que “venimos al mundo
para que se establezca un vínculo entre los seres humanos para cultivar
ideales y sueños al servicio de las causas más nobles de un pueblo”.
Usualmente ese vínculo está mediado por factores diversos, como el
parentesco, vocación por las actividades sociales, deportivas, las artes
y las letras, todas conducentes a la defensa y bienestar de los seres
humanos.
Algo
de eso ha ocurrido con Teódulo Hernández Valle (Lolo), en los primeros
años de la década de los 70, teniendo como escenario el antiguo local de
la ex Gran Unidad Escolar “José de San Martín”, ubicada en las playas
del mar pisqueño, en esa mirada retrospectiva, cabe retrotraer el
recuerdo nostálgico e inolvidable de la sumatoria de Máximo Zegarra
Blanco, Pablo D. Muchaypiña Martínez, Jorge Torres Chang, Víctor M.
Ramos Carrasco, Roberto Luyo Chávez, entre otros, con quienes, fundamos
el Círculo Literario: “Zollipar”, promovido por el autor de este
aquiescente recordaris, entonces docente de este emblemático y querido
colegio, Alma Máter de Pisco..
De
aquellos años inolvidables y estancia añorada, con la mirada zurcida en
el bello horizonte marino y los recuerdos imperecederos de las siluetas
de barcos saludando al viejo muelle, escoltada de gaviotas y piqueros
en vuelo rasante. En esa mirada en lontananza poética, cabe señalar que,
el año 1974, Téódulo Hernández Valle, fue el ganador de los “III Juegos
Florales” del recordado colegio pisqueño, con el poema “Canto a San
Martín”.
Años después, en su gran mayoría, los poemas sueltos de Téodulo serían publicados en diversos
y diferentes fechas y medios de comunicación de Pisco, todos de corte
social y contestatarios, con exigencias de moralización y progreso de
Pisco. De cuyas letras alzadas, insertamos dos estrofas del poema: “La voz de la catedral”: Hasta
cuándo tu iglesia colonial y jesuita/ la dejaremos sucumbir entre la
indiferencia de curas y palomas,/altares, pan de oro, lienzos y santos
heridos y arrancados, sin que nadie diga ni un ! ay ¡. Hasta cuando tu
palacio municipal sin igual y descollante/ seguirá preñándose de gente,
altillos, intrigas y papeles/ transformado en embarazo extremo y brindis
de coyotes…
Como
luchador social, tras el vil asesinato del entonces máximo dirigente de
la CGTP, Pedro Huillca, en Diciembre de 1992, Teódulo Hernández valle,
el poeta, declamador y enamorado de la sonrisa de los excluidos y la
tristeza de los niños sin pan en cada amanecer, sin mayores estrépitos
ni temor a la vesania de los violentistas de arriba y abajo, de todos
los tiempos, cuasi en silencio poético, asumió el cargo de Secretario
General de la principal Central de Trabajadores del Perú.
Hasta
las últimas semanas de su heroica existencia, siempre estuvo al lado de
su pueblo, ora, tantas veces como Presidente del Comité Central de
Lucha de Pisco y otras tantas manifestaciones al son de
cacerolas y ora entre gritos afónicos, que nunca arrió su bandera de
lucha ni tranzó con los vende patrias. Ese hombre singular, el domingo
último, o sea anteayer, ha sido entregado a las entrañas
de su amado pueblo. Sus restos mortales hoy moran en la heroica mansión
de los auténticos luchadores sociales del país.¡Hasta siempre Lolo!.