Por: Antenor Maraví Izarra (*)
Han
transcurrido alrededor de un año y cuatro meses, tiempo en el
que, el coliseo cerrado de Ica, los días 7 y 8 de setiembre del 2011,
fue convertido en una especie de remedo del histórico hemiciclo del
Congreso de la República, donde los 130 parlamentarios, dando
cumplimiento al denominado programa “El Congreso en el pueblo”,
protagonizaron ante la avidez de la prensa local y nacional, una réplica viviente del Parlamento Nacional.
Esta
decisión, de supuesta descentralización, además de la realización de la
plenaria y la consiguiente aprobación de algunas leyes y disposiciones
administrativas, señaló que a fines del mismo mes de setiembre, y en las
oportunidades que se llevarían a cabo en otras sedes, todos los
congresistas, previamente cumplirían tareas de coordinación, debiendo
entre otras, auscultar in situ sus necesidades y demandas, y
consiguientemente dar cuenta de las gestiones cumplidas, así como
fomentar el diálogo y la participación democrática del pueblo.
Enpero,
Ay, patria nuestra, de derechos esquivos y penumbras tristes, más
fueron los ruidos que las nueces logradas como fruto de este
desplazamiento congresal. La gran mayoría de los
parlamentarios participantes, con honrosas excepciones, como Pedro en
casa, hicieron de todo, menos coordinar y concertar con el pueblo,
dedicándose a otros menesteres, y como tal, ese pueblo, una vez más fue
colocado en las puertas de ese gran socavón llamado engaño y demagogia
de quienes nunca se identificaron con sus inmemoriales sueños de bienestar y justicia.
Los
denominados padres de la patria, sin embargo cuando se trata de
satisfacer sus apetitos personales, todos como el grito de ovejuna, al
unísono prendieron sus velas y en un abrir y cerrar de ojos aumentaron
sus remuneraciones con la suma de siete mil quinientos nuevos soles
mensuales dizque como bono de representación, que en la práctica se
convirtió en un aumento de sueldo encubierto al monto total de
S/.30,000 nuevos soles mensuales a percibir.
Y
vaya ironía hirviente de esta patria nuestra, en el anverso de esta
moneda, cientos de miles de maestros y maestras, año tras año, siguen
mendigando puestos de contrato laboral, sin que medien mecanismos ni
disposiciones de real dignificación a su noble labor,entre otros tantos
problemas sociales, que a diario siguen lanzando gritos al sordo
cielo.Sin embargo, las incesantes apologías y loas soterradas dedicadas
por la prensa escrita y hablada, entre otros, dedicados al delincuente
juvenil cuyo alias es "Gringasho", son señales incontrastables de la
banalidad del tiempo oscuro en que vivimos.
En
el caso específico de Ica, en materia de corrupción han transcurrido
más de un año, y la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso
de la República, designado para la investigación de los fondos
asignados al forsur, para la reconstrucción de las zonas afectadas por
el terremoto del 2007,desde la elección de esta comisión
congresal, siguen caminando con pasos de tortuga hacia las calendas
griegas.En tanto, la paciencia del pueblo, no da para más.
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