Por: Antenor Maraví Izarra
Más
allá de este símil de canto de sirenas,y los comprensibles gritos de
triunfalismo de los actores y voceros del país ante la Corte
Internacional de LA HAYA, urge mirar con serenidad las justificadas
protestas de los hermanos de Tacna, pues, una vez más serán los más
afectados - dígase cada vez más constreñidos y rodeados por los vecinos
del sur - Y eso, como en los poemas homéricos vendría a ser una especie
de diáspora que afectará su reconocida tradición nacionalista y
patriótica, y como tal sin duda es preocupante, en esta nueva
perspectiva de relación bilateral.en todo caso, es de esperar que se
allanen con los lazos de una verdadera concordia y relaciones
fraternales. A su vez, el PERU de hoy, a siete años para conmemorar el
bicentenario de su Independencia nacional, a pesar de las recientes y
significativas inversiones macro económicas, tiene una DEUDA INTERNA que
clama a gritos la solución de viejas e inmemoriales exigencias de
justicia social y plena democratización en el accionar de los dirigentes
de los partidos políticos y gobernantes de turno. La clase dirigente
integrada por los mismos caudillos, civiles y militares, nunca lograron
ponerse de acuerdo sobre el camino a seguir para construir un país en el
que los derechos de todos los peruanos,sin distinción de ninguna
índole, sean debidamente respetados. A pesar de los alentadores informes
de que hemos vencido el analfabetismo, la pobreza y la extrema pobreza,
la morbi mortandad de los niños, siguen marcando elevadas cifras de
demandas y exigencias, pendientes de solución, en las zonas alto andinas
y rurales inmersos en las tradicionales regiones que dividen el país.
La CORRUPCION y ese vergonzante lastre de complicidad e incuria
manifiesta de algunas autoridades judiciales, y los gobernantes de
turno, abrazados a la vieja impunidad siguen imperando por doquier, en
las diferentes instancias administrativas, en los que, al parecer los
gobernantes de la gran metrópoli limeña, a todas luces hacen oídos
sordos y cuando no, se convierten en ciegos, de cuyas resultas, el
rostro de esa vieja pandemia social de la corrupción, es cada vez más
asfixiante.
Tras
esta gran algarabía de nueva demarcación marítima del país con nuestros
cordiales y amantísimos vecinos del sur. Es hora de demandar y hablar
en voz alta, sobre nuestra realidad nacional, donde la deuda social, año
tras año, sigue incrementándose,entre las promesas incumplidas y la
carencia de decisiones en favor de los denominados excluidos de
siempre, y como tal, es tiempo de hablar en alta voz. hay una deuda
interna que sigue creciendo y a la vez mirándonos con su rostro vestido
de tanta tristeza. Al lado de ese rostro doliente, las instancias
gubernativas, parecieran participar en esa danza lacerante, en los que
las telarañas de las calendas griegas subyacen abrazadas a la incuria y
las corruptelas de todo pelaje siguen parapetadas en abierta afrenta a
los inmemoriales sueños de justicia y libertad de quienes fundaron la
Patria al servicio de las aspiraciones superiores del pueblo.
¡Tanto
dolor, y no poder hacer nada...!Como diría el poeta Manuel Scorza:¡Ah,
que tristeza!, nuestra patria, sigue cercenada y envuelta de tanto
dolor,/como cuando éramos niños cuando/ veíamos al crepúsculo agitar en
sus crueles alas/ sin saber que buscaban nuestras bocas para gemir/pero
fueron llenándose de cuervos, nuestras vidas fueron llenándose de
lluvias/ ahora somos parte del dolor de esta tierra quebrada, sin
señales de cambio.
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