Por: Antenor Maraví Izarra (*)
Aquí no sólo hay un deber de trabajar con esperanza, sino construir esa esperanza
Como
una ruma de hojarasca seca, abrazada a los bostezos incesantes de las
autoridades, Ica, una vez más, en estos últimos 15 días se ha convertido
en un dramático escenario de sismos, ruptura del colector matriz de
desague, instalados en la Panamericana Sur (Av Los Maestros), con
amenazas de epidemia viral y congestión vehicular de alto tonelaje en
arterias céntricas, lloviznas incesantes, aumento de aforo del río con
amenazas de desborde, sumados a la carencia de un plan de contingencia
en casos de emergencia.
En
cuya radiografía, a no dudar, la presencia ejecutiva de la iqueña
Ministra de la Mujer, Ana Jara Velásquez, ha sido muy valiosa y debe
servir como referente, tanto por su singular entrega y plena
identificación con las familias y zonas vulnerables, así como la
celeridad de gestiones ante el Poder Ejecutivo para el oportuno apoyo
logístico y humano, y como tal, gracias a esta plausible labor, Ica no
ha sido ganada por la crisis y la desesperación..
Empero, en esta referencia cabe señalar que en las zonas periféricas de Ica hay
miles de afectados por el terremoto del 2007 que siguen clamando ayuda
que no llega, son innumerables las victimas que siguen durmiendo en
paredes de quinchas y techos de esteras y plásticos, agudizados por el
reciente sismo. Hay pueblos y son muchos, que después de cuatro años, cinco meses y nueve días aún no se han levantado de los escombros, siguen
cargando el rostro de la pobreza y el desamparo, por ellos los
gobernantes de aquí y de allá no solamente tienen el deber de trabajar
con esperanza, sino construir esa esperanza, que para muchos a pesar de
que es una retórica más, por lo menos es un consuelo
La
larga espera y el censurable abandono en que se encuentran buen numero
de damnificados, constituye una severa acta de acusación contra la
impotencia del Estado. No habrá ningún cambio, si no se construye el
país desde las necesidades de los más pobres, desde los últimos de la
sociedad, los excluidos, los nadie, aquellos de quienes a veces nos
acordamos solamente a la hora del sufragio. La inclusión social es y
debe ser para honrar y defender al ser humano en todas sus dimensiones.
Otro
de los agujeros que tiene que soldarse con coraje y amor en el alma del
pueblo iqueño, es la necesaria sanción de la corrupción y la impunidad
imperante en el accionar de las autoridades efectuadas tras el
devastador terremoto que asoló el 15 de Agosto del 2007, dejando un
saldo doloroso de 513 muertos, 2,291 heridos, 79,000 viviendas
destruidas y otros tantos inhabitables, especialmente en las zonas
rurales.
Hay
innumerables especulaciones de falta de transparencia e información de
los gastos efectuados en el saneamiento de Ica, con los fondos
destinados a forsur, transferidos a Emapica, entre ellos un paquete de
11 obras, para la rehabilitación integral de las redes de agua potable y
desague en Ica, entre ellas: Manzanilla y Botijería Angulo, San Joaquín
1ra,2da y 3ra etapas, adjudicados a Consorcio Manzanilla y Edmundo
Emilio Quiñones, respectivamente, entre otras obras.
De
igual manera, dentro del paquete de obras financiados por el Shock de
Inversiones, destinado al saneamiento de las provincias de la región
Ica, señalamos en esta nota la construcción de un Reservorio elevado en
el local central de EPS Emapica el año 2007 por Consorcio Syo Covany, y
la construcción de un Reservorio elevado en el margen izquierdo del río
Ica, con sumas cercanas a dos millones de soles, cada uno.
Por
la salud democrática y la transparencia del accionar de las autoridades
locales y regionales, creemos que es un deber moral, dar cuenta pública
de todo lo actuado, de no ser posible, confiamos que la Contraloría de
la República y las comisiones constituidas en el Congreso
de la República cumplan con rigurosidad esta necesaria profilaxia
social, por el bien de la salud del país.
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