Es hora de llegar a la tierra añorada, estamos ya en Izcuchaca, Mejorada, el pitar del Tren Macho que lo vemos pasar a unos metros nos traslada a tiempos de nostalgia. Es nuestra Huancavelica que nos llena de orgullo. Es tiempo de fe, de aceptar que el Hijo Jesús acobambino tiene el futuro en sus manos, dejando huella de constancia y trabajo, sin permitir que el tiempo transcurra en el vacío, sino afirmando lo nuestro sin voltear la mirada. Es tiempo de decirnos CUTICAMUY ( regresa), la Navidad de Acobamba nos espera. Es tiempo de encontrarnos en el barrio de Santos con Samuel Dávila de la Torre y su esposa Margarita Cajahuanca . Y para ganarle al tiempo, ir al encuentro de Pueblo Viejo y a medio camino encontrarnos con Lidio Tupayupanqui y su esposa Elizabeth Chillquillo , los Mayordomos y la familia Altez y la mamá Meche y Áurea Altez, Hugo Ocejo prendiendo castillos de fuegos de artificio en la plaza, entregando las orquestas típicas, bailando La Negrería del Niño, invitando los cuchicancas (lechones al horno). Es la fiesta del Niño, la más esperada en toda la provincia huancavelicana con el recuerdo del gran escritor Manuel Scorza, acobambino de familia y adopción, y otro gran huancavelicano nacido en la cercana Conayca, Manuel Ascencio Segura, Padre del Teatro Nacional. Sí señores, como que es huancavelicano también Daniel Hernández, fundador y primer director de la hoy alicaída Escuela Nacional de Bellas Artes. Es la fiesta del Niño en Acobamba, es el santo y seña huancavelicano para no postergar la cita.
Fuente:Diario La Primera
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