"Hoy termina un Paraguay exclusivo, un Paraguay secretista, un Paraguay con fama de corrupción, hoy se inicia la historia de un Paraguay cuyas autoridades y pobladores serán implacables con los ladrones de su pueblo”, dijo Fernando Lugo cuando tomó posesión hace pocos días de la Presidencia de la República. Inmediatamente agregó: “Soñamos con un Paraguay socialmente justo, sin hambre”.
El país suramericano tiene una población empobrecida, con una oligarquía que ha logrado amasar grandes fortunas a punta de represión y corrupción en alianza con EEUU. Algún día un líder panameño podrá decir que será “implacable con los ladrones del pueblo”. Nada de demagogia, mano dura, aparatos de inteligencia o armas para reprimir.
La noche anterior al acto de toma de posesión pude conocerlo en el Teatro Municipal de Asunción, en una velada donde se presentó Eduardo Galeano. Lugo aprovechó esa oportunidad para reiterar su compromiso social. En un acto sin protocolo Lugo se bajó de la tarima y se sentó con el público quedando a mi lado. Lugo contó que estudiaba cómo Panamá había logrado negociar con EEUU la descolonización de la antigua Zona del Canal, la evacuación de las bases militares norteamericanas instaladas en el Istmo y la administración de la vía acuática.
Paraguay tiene un problema que guarda algunas similitudes con los que tenía Panamá. En la década de 1980, el entonces dictador Stroesner firmó con otro dictador brasileño un tratado que le concedió a Brasil la mayor parte de la producción de energía de la represa Itaipú a precio de costo. En la actualidad, Brasil se apropia anualmente de casi 2 mil millones de dólares que son del pueblo paraguayo. Lugo quiere renegociar el tratado con Brasil.
El presidente Lula de Brasil dice que esa historia le da “vergüenza” pero no ha indicado que negociará los términos del tratado. Lugo llega al poder en una Alianza Patriótica para el Cambio, cuyo principal componente es el Partido Liberal Radical Auténtico (de derecha). La Alianza también reúne a un gran número de organizaciones de base. Su gabinete está formado por liberales e independientes.
En las calles de Asunción toda la gente con quien hablamos dice que Lugo representa la esperanza. Ha prometido cambios y dice que pondrá fin a la corrupción. Su propuesta económica incluye la reforma agraria y la aplicación de impuestos a los grandes millonarios exportadores de soja (en su mayoría de nacionalidad brasileña). La agenda social incluye organizar los servicios de salud y garantizar educación universal para todos los niños del país.
En política exterior ocupa un lugar privilegiado las relaciones con Brasil y la recuperación de las riquezas paraguayas secuestradas por ese país. También se propone frenar las presiones de EEUU que, desde hace años, quiere instalar en Paraguay una base militar para controlar el Cono Sur del continente.
Mientras que EEUU le vende armas y Brasil no quiere reconocer su deuda con el país guaraní, ALBA le ofrece ayuda para organizar los programas sociales a corto plazo. Durante la toma de posesión, llegaron los presidentes de Venezuela y Bolivia, quienes le plantearon a Lugo el desarrollo de programas integrales de alfabetización y de salud comunitaria.
(*)Docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
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