Mirko Lauer
Esta ha sido la mejor semana de Susana Villarán en lo que va de la campaña. Las encuestas la mostraron oscilando entre el segundo lugar (con Alex Kouri fuera de carrera) y el tercero, y los medios recogieron con vigor el nuevo desarrollo. Gane o no la alcaldía de Lima, ha logrado ese segundo aire que buscaba para su carrera política.
Es recién ahora, con su flamante 14% de intención de voto, que empieza a asomar con más claridad su perfil político: moderación en lo ideológico, más énfasis en los programas sociales que en las grandes obras, una discreta alianza con sectores más a la izquierda, y cultivo de un mensaje orientado hacia la juventud.
Es digno de nota que Villarán ya ha superado varias de las cifras encuestales de Ollanta Humala en Lima, lo cual podría estar confirmando la sospecha de que estamos ante dos grupos de votantes distintos. Por lo pronto la fuerza de Villarán está en los sectores A/B, y su popularidad en lo popular todavía es un proyecto.
Pero lo anterior no conmueve a la extrema derecha misti, que parece empecinada en convertir a Villarán en una suerte de candidata de los pobres radicales. Seguramente estos últimos han empezado a parar la oreja. Sin embargo hasta el momento la candidata no ha recogido el guante: no le ha ido mal en el centro-izquierda, y es poco probable que se mueva de allí.
¿Puede ganarle a Lourdes Flores? La distancia es grande y el tiempo corto. Los especialistas dicen que el principal handicap de Villarán es que su nombre es realmente poco conocido entre las mayorías, una de las posibles explicaciones de su poco arrastre en los sectores D/E. Pocas resistencias, pero también pocas adhesiones.
Además a estas alturas Flores es una veterana en el juego de la demolición, mientras que las andanadas de la extrema derecha contra Villarán recién han comenzado. Si Kouri no vuelve la cosa va a empeorar, pues entonces Flores va a ser vista como la tabla de salvación para quienes hasta ahora la vienen atacando.
Gane o no, la campaña de Villarán es de enorme importancia. Pues bien visto ese camino, el de una izquierda institucional, partidaria, moderna, tiene más posibilidades de avanzar políticamente en el país que el todo o nada del caudillismo proverbialista. En la campaña de Villarán se siente que es una agrupación la que actúa.
El partido Fuerza Social (originalmente PDS) se está acercando al objetivo que se trazó al momento de su puesta en marcha en 1999: sacar a la izquierda de su inadecuación a la democracia electoral post-Barrantes. En las presidenciales del 2006 la candidata Villarán obtuvo 0.62% del voto. Las cosas han cambiado.
Esta ha sido la mejor semana de Susana Villarán en lo que va de la campaña. Las encuestas la mostraron oscilando entre el segundo lugar (con Alex Kouri fuera de carrera) y el tercero, y los medios recogieron con vigor el nuevo desarrollo. Gane o no la alcaldía de Lima, ha logrado ese segundo aire que buscaba para su carrera política.
Es recién ahora, con su flamante 14% de intención de voto, que empieza a asomar con más claridad su perfil político: moderación en lo ideológico, más énfasis en los programas sociales que en las grandes obras, una discreta alianza con sectores más a la izquierda, y cultivo de un mensaje orientado hacia la juventud.
Es digno de nota que Villarán ya ha superado varias de las cifras encuestales de Ollanta Humala en Lima, lo cual podría estar confirmando la sospecha de que estamos ante dos grupos de votantes distintos. Por lo pronto la fuerza de Villarán está en los sectores A/B, y su popularidad en lo popular todavía es un proyecto.
Pero lo anterior no conmueve a la extrema derecha misti, que parece empecinada en convertir a Villarán en una suerte de candidata de los pobres radicales. Seguramente estos últimos han empezado a parar la oreja. Sin embargo hasta el momento la candidata no ha recogido el guante: no le ha ido mal en el centro-izquierda, y es poco probable que se mueva de allí.
¿Puede ganarle a Lourdes Flores? La distancia es grande y el tiempo corto. Los especialistas dicen que el principal handicap de Villarán es que su nombre es realmente poco conocido entre las mayorías, una de las posibles explicaciones de su poco arrastre en los sectores D/E. Pocas resistencias, pero también pocas adhesiones.
Además a estas alturas Flores es una veterana en el juego de la demolición, mientras que las andanadas de la extrema derecha contra Villarán recién han comenzado. Si Kouri no vuelve la cosa va a empeorar, pues entonces Flores va a ser vista como la tabla de salvación para quienes hasta ahora la vienen atacando.
Gane o no, la campaña de Villarán es de enorme importancia. Pues bien visto ese camino, el de una izquierda institucional, partidaria, moderna, tiene más posibilidades de avanzar políticamente en el país que el todo o nada del caudillismo proverbialista. En la campaña de Villarán se siente que es una agrupación la que actúa.
El partido Fuerza Social (originalmente PDS) se está acercando al objetivo que se trazó al momento de su puesta en marcha en 1999: sacar a la izquierda de su inadecuación a la democracia electoral post-Barrantes. En las presidenciales del 2006 la candidata Villarán obtuvo 0.62% del voto. Las cosas han cambiado.
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