Por:Antenor Maraví Izarra (*)
A las tres de la
mañana de hoy, 14 de Junio, mes de Ica, las hojas de la agenda viva del
amigo y apreciado profesor Pedro Casas Sulca, que siempre se mantuvo
activa y abierta, llenas de amor y entrega
al servicio y defensa de las causas nobles, en especial del maestro
peruano, se cerraron para siempre.
A partir de hoy el
alma siempre buena y aquiescente de Pedro, empieza a morar enlazado a
los hilos de su vieja utopía, su largo trajín de reconocido sindicalista
y luchador social, cual viejo león
que siempre rugieron llenos de ternura, tanto como maestro de aula y
miembro directivo de los colegios “San Luis Gonzaga” y “Nuestra Señora
de las Mercedes” de Ica, respectivamente, en cuyas aulas cumplió una
positiva labor pedagógica. Posteriormente, en su
condición de cesante del servicio oficial, fue un activo dirigente del
ANCIJE y el Colegio de Profesores del Perú.
En los años de
fragor y las heroicas horas de luchas sindicales del magisterio
nacional, Pedro Casas, conjuntamente con otros luchadores y honorables
dirigentes sindicales del entonces glorioso SUTEP,
fue apresado y purgó con ejemplar valentía una arbitraria carcelería en
“EL Sepa”, dispuesta por la nefasta dictadura imperante en los años
setenta.
Con este singular
maestro, sencillo y cristalino como las aguas del buen manantial, tuve a
bien compartir inolvidables y fraternales horas de innumerables
tertulias, enlazadas muchas de ellas al calor
familiar. Con ese aroma imperecedero de nuestra vieja amistad, y las
gotas incontenibles que empiezan hoy a humedecer mis mejillas, en esta
hora de su despedida, como una pajita echada al viento anchuroso que
escolta su viaje
sin
retorno, aquí van las letras de las dos primeras estrofas de la
conocida canción de los Chalchaleros, que tantas veces le escuché cantar
a Pedro: “A los bosques yo me interno/ a consolarme llorando/y los
bosques me contestan/ lo que has hecho estás pagando.
En la distancia no te olvido/ en la distancia te quiero más/ perdonaría toda la ofensa/pero olvidarte Jamás”.
¡Hasta siempre amigo Pedro!
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