ENTRE EL HARTAZGO Y LA CARENCIA DE IMAGINACION Y SOLIDARIDAD DE LOS GOBERNANTES
Por: Antenor Maraví Izarra
No es posible seguir mirando desde la colina, como si aquí no hubiera sucedido nada. Es hora de sumar esfuerzos, tanto individuales como institucionales, tal el caso de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, que cuenta con un valioso potencial humano de profesionales especializados en diferentes ramas del saber humano, igual que la numerosa contingencia de los alumnos de los últimos años, que como parte de su deber institucional y proyección social, bien podrían brindar importantes aportes; pero en esa necesaria sumatoria participativa, frente a la presencia cada vez más inhumano del neoliberalismo que impera en el país, es menester salir de nuestros adocenamientos y actitudes político partidarios excluyentes, de allí nuestra insistencia en la búsqueda de coincidencias para que estas posibilidades funcionen y viabilicen la construcción del rostro de un país más equitativo e inclusivo, y que logre materializarse esa “promesa de la vida peruana” de la que tanto nos habla el historiador Basadre.
Por: Antenor Maraví Izarra
A escasos días de cumplir 187 años de vida republicana del país, y a dos años del segundo gobierno del presidente García, en ese Espacio-tiempo histórico, tesis, tantas veces remarcadas en los memorables diálogos de Haya de la Torre, líder y fundador del partido político que actualmente gobierna el Perú, la región Ica y los pueblos devastados por el terremoto del 15 de Agosto, ingresan a once meses de inoperancias y carencia de espíritu solidario en la solución de las múltiples demandas de cientos de miles de damnificados.
Hay una ostensible ausencia de imaginación y solidaridad en el accionar de una burocracia insensible encaramada en las oficinas públicas, encargadas de brindar las orientaciones oportunas a sus exigencias, todo avanza con pies de plomo, con mucha razón, entre resignados y descontentos los que diariamente pugnan en largas colas, señalan que al paso que van pasarán por lo menos 10 años más para la reconstrucción de las casas afectadas, especialmente en las zonas rurales y urbano marginales donde en algunos lugares ni siquiera se ha concluido con la remoción de escombros.
La actual conducción del Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR), organismo creado para atender con imaginación y celeridad estas tareas, continua con la misma política de mirar de lejos, en vez de actuar in situ, donde las demandas son diversas, prefiere monitorear desde su cómodo sillón capitalino, en tanto las necesidades y exigencias de los damnificados son cada vez más crepitantes como en el poema los heraldos negros de César Vallejo.
En respuesta a este literal abandono en que viven, miles de damnificados han salido a las calles y bloquear las carreteras en el reciente Paro de Protesta que se llevó a cabo en el país los días 8 y 9 del presente mes, en los que condenaron a gritos y manifestaciones diversas por la precariedad en que se encuentran, donde es patético y conmovedor contemplar el diario vía crucis de miles de familias durmiendo en carpas de esteras y plásticos.
Los entretelones del Forsur..
Tras la renuncia de Julio Favre, el primer mandamás del Forsur, que actualmente jefatura el ministro de Vivienda Enrique Cornejo, con la diferencia de que viene promoviendo sesiones descentralizadas del directorio en la sedes de las zonas afectadas, en los que básicamente se aprueban proyectos de gran inversión, sin embargo, poco o nada viene impulsando en la atención de miles de familias damnificadas, que sumado a la incuria de algunas autoridades locales, pese al tiempo transcurrido muchos siguen durmiendo en carpas endebles y haciendo largas colas en la posibilidad de agilizar los tediosos trámites para la formalización de sus títulos de propiedad y consiguiente cobranza de los bonos de seis mil soles que cuando acuden a la adquisición de los materiales de construcción prácticamente se reducen a la mitad, debido a la voracidad de los comerciantes.
En esta realidad, los entes burocráticos del Forsur que debieran promover y brindar un apoyo sostenido a los damnificados prácticamente se encuentran pintados en la pared, lo que importa para ellos son los proyectos con grandes desembolsos económicos, esa es la política del actual gobierno, por eso es que el mandamás de turno, como una burla a los damnificados, lo primero que hizo al asumir el cargo, fue condecorar a Favre con la medalla de Orden al Mérito de Vivienda ¿?, dejando entrever que todo marcha bien, donde su antecesor a su vez señaló que en su gestión ha invertido 700 millones de nuevos soles en la reconstrucción, pero el pueblo ignora en que se han invertido esa elevada suma de dinero, falta precisar las obras, en los que debe incluir los donativos de solidaridad del exterior y los aportes nacionales, y no hacer sonajas con cifras globales, sin explicar en que se han gastado.
Las exigencias de Cañete
En el tercer directorio descentralizado de Forsur, realizado en Cañete, cerca de un centenar de madres rodearon a viva voz al actual presidente de este organismo, con exigencias de celeridad en la entrega de los bonos de seis mil ofrecidos por el gobierno que igual que en Ica y la generalidad de los pueblos afectados, vienen entregándose a cuenta gotas, hay una asfixiante inercia y traba burocrática en la entrega de esta ayuda social, amén de las alzas del costo de vida que a diario estoicamente tienen que confrontar.
A voz en cuello y lágrimas en los ojos gritaron: “Estamos abandonadas totalmente (…) olvidadas desde hace diez meses, ninguna de las autoridades nos brindan apoyo”. Estas quejas escuchadas en Cañete, son iguales a las que se repiten en todos los pueblos afectados por el terremoto. En esta realidad, igualmente es inocultable el rostro del caos y la inoperancia, hay una anoxia cuasi generalizada, no hay un organismo oficial capaz de guiar, orientar y ayudar en la solución de sus justas exigencias, al lado de este embrollo, igualmente es difícil no conmoverse de la situación en que viven; y lo patético es que a pesar de las 600 cartas enviadas por el presidente García, ofreciendo el oro y el moro a los empresarios del exterior, la mayoría de los damnificados, siguen escarbando la aridez de la desesperanza, el pan de cada día no sólo escasea, sino que lacera el alma, y eso no ven ni sienten los gobernantes de aquí ni de allá. Hay una inocultable pobreza que va de la mano con la ineficiencia de una burocracia insensible.
Luces de esperanza:
Chincha renace con ayuda de Venezuela.
Y claro está, en esta pesadilla, no todo es sombrío ni mucho menos, hay ciertamente acciones nobles de solidaridad, muchas de ellas en total anonimato, que aun siguen cruzando los umbrales de amor en la dignificación de los seres humanos, compatriotas nuestros, y eso es necesario resaltar como una importante ruta a seguir:
A 15 minutos de la Plaza de Armas de Chincha, en medio de terrenos eriazos se han construido hasta la fecha 100 casas de un total de 200 previstos por el Proyecto de las “petrocasas”, con una inversión de cuatro millones de dólares con el aporte de la Compañía estatal Petroquímica de la República de Venezuela. Todas las viviendas han sido construidas con la observancia de seguridad antisísmica y larga durabilidad, debidamente amobladas, con servicios de agua, luz y desague. La selección de los beneficiarios fue efectuada por el municipio chinchano por sorteo y la debida verificación de la carencia de viviendas.
Aparte de la construcción de estas casas, los técnicos venezolanos que operan en Chincha, vienen orientando a la población beneficiaria y demás damnificados en programas de autosostenimiento para generar sus propios recursos, esta acción complementaria se denomina “desarrollo endógeno”, que de acuerdo a los planos diseñados para uso del terreno que han adquirido, en breve se construirá una pequeña fábrica textil, cuya materia prima y maquinarias serán proporcionadas por el gobierno venezolano, obras son pues amores, y no buenas razones.
Sacta y la construcción de 64 módulos básicos
Otro de los proyectos sociales que bien puede servir como modelo organizativo y búsqueda de solución a la preocupante situación de abandono en que se encuentran innumerables damnificados, es el caso del proyecto Sacta, ubicado en la jurisdicción del distrito Santiago de Ica, que viene promoviendo la Comisión de Derechos Humanos de Ica, es el proyecto de construcción de 64 módulos básicos de viviendas de material noble con techo tradicional, en los que los propios beneficiarios participarán con mano de obra.
El proyecto es co-ejecutado y financiado por Solidaridad Internacional con aportes del Gobierno de la Junta de Andalucía (España). Cuenta además con la activa participación de la municipalidad distrital de Santiago que se ha comprometido en dotar los servicios de agua, desague, pozos sépticos y la reubicación del sistema de alumbrado eléctrico, cada módulo cuenta con un área de 200 metros cuadrados, donde se construirán casas huertas, el local de un centro educativo inicial y una posta médica. El terreno ha sido adquirido con los aportes de un empresario de la agro exportación iqueña, que prefiere mantenerse en anonimato.
Estos dos casos, que hemos señalado, bien podrían servir como modelo organizativo y concertación de esfuerzos para que los gobernantes locales y regionales, promuevan tareas similares. Es cuestión de saber tender puentes y canalizar esas posibilidades con imaginación y fundamentalmente con esa necesaria dosis de sensibilidad humana.
Hora de sumar esfuerzos
Hay una ostensible ausencia de imaginación y solidaridad en el accionar de una burocracia insensible encaramada en las oficinas públicas, encargadas de brindar las orientaciones oportunas a sus exigencias, todo avanza con pies de plomo, con mucha razón, entre resignados y descontentos los que diariamente pugnan en largas colas, señalan que al paso que van pasarán por lo menos 10 años más para la reconstrucción de las casas afectadas, especialmente en las zonas rurales y urbano marginales donde en algunos lugares ni siquiera se ha concluido con la remoción de escombros.
La actual conducción del Fondo de Reconstrucción del Sur (FORSUR), organismo creado para atender con imaginación y celeridad estas tareas, continua con la misma política de mirar de lejos, en vez de actuar in situ, donde las demandas son diversas, prefiere monitorear desde su cómodo sillón capitalino, en tanto las necesidades y exigencias de los damnificados son cada vez más crepitantes como en el poema los heraldos negros de César Vallejo.
En respuesta a este literal abandono en que viven, miles de damnificados han salido a las calles y bloquear las carreteras en el reciente Paro de Protesta que se llevó a cabo en el país los días 8 y 9 del presente mes, en los que condenaron a gritos y manifestaciones diversas por la precariedad en que se encuentran, donde es patético y conmovedor contemplar el diario vía crucis de miles de familias durmiendo en carpas de esteras y plásticos.
Los entretelones del Forsur..
Tras la renuncia de Julio Favre, el primer mandamás del Forsur, que actualmente jefatura el ministro de Vivienda Enrique Cornejo, con la diferencia de que viene promoviendo sesiones descentralizadas del directorio en la sedes de las zonas afectadas, en los que básicamente se aprueban proyectos de gran inversión, sin embargo, poco o nada viene impulsando en la atención de miles de familias damnificadas, que sumado a la incuria de algunas autoridades locales, pese al tiempo transcurrido muchos siguen durmiendo en carpas endebles y haciendo largas colas en la posibilidad de agilizar los tediosos trámites para la formalización de sus títulos de propiedad y consiguiente cobranza de los bonos de seis mil soles que cuando acuden a la adquisición de los materiales de construcción prácticamente se reducen a la mitad, debido a la voracidad de los comerciantes.
En esta realidad, los entes burocráticos del Forsur que debieran promover y brindar un apoyo sostenido a los damnificados prácticamente se encuentran pintados en la pared, lo que importa para ellos son los proyectos con grandes desembolsos económicos, esa es la política del actual gobierno, por eso es que el mandamás de turno, como una burla a los damnificados, lo primero que hizo al asumir el cargo, fue condecorar a Favre con la medalla de Orden al Mérito de Vivienda ¿?, dejando entrever que todo marcha bien, donde su antecesor a su vez señaló que en su gestión ha invertido 700 millones de nuevos soles en la reconstrucción, pero el pueblo ignora en que se han invertido esa elevada suma de dinero, falta precisar las obras, en los que debe incluir los donativos de solidaridad del exterior y los aportes nacionales, y no hacer sonajas con cifras globales, sin explicar en que se han gastado.
Las exigencias de Cañete
En el tercer directorio descentralizado de Forsur, realizado en Cañete, cerca de un centenar de madres rodearon a viva voz al actual presidente de este organismo, con exigencias de celeridad en la entrega de los bonos de seis mil ofrecidos por el gobierno que igual que en Ica y la generalidad de los pueblos afectados, vienen entregándose a cuenta gotas, hay una asfixiante inercia y traba burocrática en la entrega de esta ayuda social, amén de las alzas del costo de vida que a diario estoicamente tienen que confrontar.
A voz en cuello y lágrimas en los ojos gritaron: “Estamos abandonadas totalmente (…) olvidadas desde hace diez meses, ninguna de las autoridades nos brindan apoyo”. Estas quejas escuchadas en Cañete, son iguales a las que se repiten en todos los pueblos afectados por el terremoto. En esta realidad, igualmente es inocultable el rostro del caos y la inoperancia, hay una anoxia cuasi generalizada, no hay un organismo oficial capaz de guiar, orientar y ayudar en la solución de sus justas exigencias, al lado de este embrollo, igualmente es difícil no conmoverse de la situación en que viven; y lo patético es que a pesar de las 600 cartas enviadas por el presidente García, ofreciendo el oro y el moro a los empresarios del exterior, la mayoría de los damnificados, siguen escarbando la aridez de la desesperanza, el pan de cada día no sólo escasea, sino que lacera el alma, y eso no ven ni sienten los gobernantes de aquí ni de allá. Hay una inocultable pobreza que va de la mano con la ineficiencia de una burocracia insensible.
Luces de esperanza:
Chincha renace con ayuda de Venezuela.
Y claro está, en esta pesadilla, no todo es sombrío ni mucho menos, hay ciertamente acciones nobles de solidaridad, muchas de ellas en total anonimato, que aun siguen cruzando los umbrales de amor en la dignificación de los seres humanos, compatriotas nuestros, y eso es necesario resaltar como una importante ruta a seguir:
A 15 minutos de la Plaza de Armas de Chincha, en medio de terrenos eriazos se han construido hasta la fecha 100 casas de un total de 200 previstos por el Proyecto de las “petrocasas”, con una inversión de cuatro millones de dólares con el aporte de la Compañía estatal Petroquímica de la República de Venezuela. Todas las viviendas han sido construidas con la observancia de seguridad antisísmica y larga durabilidad, debidamente amobladas, con servicios de agua, luz y desague. La selección de los beneficiarios fue efectuada por el municipio chinchano por sorteo y la debida verificación de la carencia de viviendas.
Aparte de la construcción de estas casas, los técnicos venezolanos que operan en Chincha, vienen orientando a la población beneficiaria y demás damnificados en programas de autosostenimiento para generar sus propios recursos, esta acción complementaria se denomina “desarrollo endógeno”, que de acuerdo a los planos diseñados para uso del terreno que han adquirido, en breve se construirá una pequeña fábrica textil, cuya materia prima y maquinarias serán proporcionadas por el gobierno venezolano, obras son pues amores, y no buenas razones.
Sacta y la construcción de 64 módulos básicos
Otro de los proyectos sociales que bien puede servir como modelo organizativo y búsqueda de solución a la preocupante situación de abandono en que se encuentran innumerables damnificados, es el caso del proyecto Sacta, ubicado en la jurisdicción del distrito Santiago de Ica, que viene promoviendo la Comisión de Derechos Humanos de Ica, es el proyecto de construcción de 64 módulos básicos de viviendas de material noble con techo tradicional, en los que los propios beneficiarios participarán con mano de obra.
El proyecto es co-ejecutado y financiado por Solidaridad Internacional con aportes del Gobierno de la Junta de Andalucía (España). Cuenta además con la activa participación de la municipalidad distrital de Santiago que se ha comprometido en dotar los servicios de agua, desague, pozos sépticos y la reubicación del sistema de alumbrado eléctrico, cada módulo cuenta con un área de 200 metros cuadrados, donde se construirán casas huertas, el local de un centro educativo inicial y una posta médica. El terreno ha sido adquirido con los aportes de un empresario de la agro exportación iqueña, que prefiere mantenerse en anonimato.
Estos dos casos, que hemos señalado, bien podrían servir como modelo organizativo y concertación de esfuerzos para que los gobernantes locales y regionales, promuevan tareas similares. Es cuestión de saber tender puentes y canalizar esas posibilidades con imaginación y fundamentalmente con esa necesaria dosis de sensibilidad humana.
Hora de sumar esfuerzos
No es posible seguir mirando desde la colina, como si aquí no hubiera sucedido nada. Es hora de sumar esfuerzos, tanto individuales como institucionales, tal el caso de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, que cuenta con un valioso potencial humano de profesionales especializados en diferentes ramas del saber humano, igual que la numerosa contingencia de los alumnos de los últimos años, que como parte de su deber institucional y proyección social, bien podrían brindar importantes aportes; pero en esa necesaria sumatoria participativa, frente a la presencia cada vez más inhumano del neoliberalismo que impera en el país, es menester salir de nuestros adocenamientos y actitudes político partidarios excluyentes, de allí nuestra insistencia en la búsqueda de coincidencias para que estas posibilidades funcionen y viabilicen la construcción del rostro de un país más equitativo e inclusivo, y que logre materializarse esa “promesa de la vida peruana” de la que tanto nos habla el historiador Basadre.
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