Antonio Zapata
El presidente Alan García durante la cumbre de APEC recordaba a Fernando Belaunde en la conferencia panamericana de Punta del Este en 1967. El brillante discurso de FBT en aquella ocasión opacó a los demás presidentes, otorgándole un indudable peso continental. Sin embargo, Belaunde afrontaba serios problemas políticos en casa. Su alianza se estaba resquebrajando y perdía apoyo ciudadano. Por otro lado, sus rivales del APRA estaban fuertes y parecían seguros ganadores de las siguientes presidenciales. Ese mismo año, las crecientes dificultades económicas llevarían a una traumática devaluación del sol, que fue la antesala de su caída. Pero, en Punta del Este Belaunde pareció ser nuevamente candidato.
En efecto, FBT era muy hábil en el terreno electoral. En ello, García se le asemeja. Ambos se sitúan muy bien políticamente y saben sacar provecho de la competencia. Las elecciones son un combate donde se emplean múltiples armas: propaganda en medios, mítines, volantes, etc. Pero, sobre todo, vence quien mejor se ubica e impone una agenda que lo favorece. Por ello, las elecciones despiertan una adrenalina única que motoriza a ciertos individuos y les confiere capacidades superiores. Esa adrenalina fue común a FBT y a García.
Por su parte, el mismo estimulante opera en ocasión de las conferencias internacionales. Allí, la definición es menos categórica, pero los rivales son de otro calibre. Se trata de presidentes provenientes de países quizá más poderosos, ante los cuales se debe demostrar el talento de quien viene de naciones pequeñas y marginales. Tanto en elecciones como en conferencias internacionales, la dinámica política estimula la garra de líderes que gozan compitiendo.
Pero, FBT fue un gobernante descuidado y un tanto deslucido. Su grandeza estaba en la batalla, pero pasada esta se aburría y sus medidas eran menos inspiradas que sus poses. En este sentido, también se puede establecer un paralelo con García. Su primer gobierno fue un desastre y el segundo viene siendo insípido. No aprovechó la ola al alza de la economía mundial para realizar alguna reforma trascendente que coloque su nombre en la historia. Ahora que se viene la fase de crisis, García la tendrá difícil porque gobernará el resto de su mandato con el viento en contra. Ambos han sido particularmente hábiles para la lucha, pero poco atentos en la administración.
Tanto FBT como García participan de las virtudes y defectos del líder individualista. Piensan en el partido político como una maquinaria, pero creen que la capacidad para triunfar electoralmente depende exclusivamente de su talento personal. Se asumen como muy astutos para elegir la palabra exacta, capaz de envolver al adversario e imponer sus mensajes de campaña. Pero, gobernar es trabajar en equipo. Se trata de elegir bien a las personas, por sus talentos y no por sus fidelidades. Luego, es preciso generar recursos y ofrecer autonomía para que las personas escogidas hagan marchar las instituciones públicas. Para conducirse acertadamente en estos menesteres, se requiere un talento que acompaña al estadista, pero no al eterno candidato.
Por eso, el país fue sorprendido por la confesión de García de buscar una nueva candidatura el 2016. Como bien le recomendó Lourdes Flores, mejor debe pensar en terminar bien su actual mandato, porque le esperan tiempos difíciles. Fue en vísperas de APEC que García declaró su interés en una nueva postulación. Como vimos, la conferencia internacional genera el mismo tipo de adrenalina que la campaña electoral. Viviendo una, anhela repetir la otra.
También FBT sintió en Punta del Este que era un líder de talla continental, pero se derrumbó menos de un año después. Es que afrontar una crisis obliga a gobernar con cuidado y rodearse de buenos asesores. Focalización en administrar y capacidad de escucha, esas indispensables cualidades para remontar una crisis, no parecen haber sido particularmente fuertes ni con FBT ni con García.
Por su parte, el primer ministro Yehude Simon también ha manifestado su interés en ser candidato presidencial el 2011. Es decir, las dos personas que disponen de mayor poder político desean algo distinto a la abrumadora responsabilidad que tienen actualmente. Así, ¿podrán gobernar con eficiencia? ¿Estarán atentos a las difíciles circunstancias que afrontamos, o se dejarán llevar por sus ensuEl presidente Alan García durante la cumbre de APEC recordaba a Fernando Belaunde en la conferencia panamericana de Punta del Este en 1967. El brillante discurso de FBT en aquella ocasión opacó a los demás presidentes, otorgándole un indudable peso continental. Sin embargo, Belaunde afrontaba serios problemas políticos en casa. Su alianza se estaba resquebrajando y perdía apoyo ciudadano. Por otro lado, sus rivales del APRA estaban fuertes y parecían seguros ganadores de las siguientes presidenciales. Ese mismo año, las crecientes dificultades económicas llevarían a una traumática devaluación del sol, que fue la antesala de su caída. Pero, en Punta del Este Belaunde pareció ser nuevamente candidato.
En efecto, FBT era muy hábil en el terreno electoral. En ello, García se le asemeja. Ambos se sitúan muy bien políticamente y saben sacar provecho de la competencia. Las elecciones son un combate donde se emplean múltiples armas: propaganda en medios, mítines, volantes, etc. Pero, sobre todo, vence quien mejor se ubica e impone una agenda que lo favorece. Por ello, las elecciones despiertan una adrenalina única que motoriza a ciertos individuos y les confiere capacidades superiores. Esa adrenalina fue común a FBT y a García.
Por su parte, el mismo estimulante opera en ocasión de las conferencias internacionales. Allí, la definición es menos categórica, pero los rivales son de otro calibre. Se trata de presidentes provenientes de países quizá más poderosos, ante los cuales se debe demostrar el talento de quien viene de naciones pequeñas y marginales. Tanto en elecciones como en conferencias internacionales, la dinámica política estimula la garra de líderes que gozan compitiendo.
Pero, FBT fue un gobernante descuidado y un tanto deslucido. Su grandeza estaba en la batalla, pero pasada esta se aburría y sus medidas eran menos inspiradas que sus poses. En este sentido, también se puede establecer un paralelo con García. Su primer gobierno fue un desastre y el segundo viene siendo insípido. No aprovechó la ola al alza de la economía mundial para realizar alguna reforma trascendente que coloque su nombre en la historia. Ahora que se viene la fase de crisis, García la tendrá difícil porque gobernará el resto de su mandato con el viento en contra. Ambos han sido particularmente hábiles para la lucha, pero poco atentos en la administración.
Tanto FBT como García participan de las virtudes y defectos del líder individualista. Piensan en el partido político como una maquinaria, pero creen que la capacidad para triunfar electoralmente depende exclusivamente de su talento personal. Se asumen como muy astutos para elegir la palabra exacta, capaz de envolver al adversario e imponer sus mensajes de campaña. Pero, gobernar es trabajar en equipo. Se trata de elegir bien a las personas, por sus talentos y no por sus fidelidades. Luego, es preciso generar recursos y ofrecer autonomía para que las personas escogidas hagan marchar las instituciones públicas. Para conducirse acertadamente en estos menesteres, se requiere un talento que acompaña al estadista, pero no al eterno candidato.
Por eso, el país fue sorprendido por la confesión de García de buscar una nueva candidatura el 2016. Como bien le recomendó Lourdes Flores, mejor debe pensar en terminar bien su actual mandato, porque le esperan tiempos difíciles. Fue en vísperas de APEC que García declaró su interés en una nueva postulación. Como vimos, la conferencia internacional genera el mismo tipo de adrenalina que la campaña electoral. Viviendo una, anhela repetir la otra.
También FBT sintió en Punta del Este que era un líder de talla continental, pero se derrumbó menos de un año después. Es que afrontar una crisis obliga a gobernar con cuidado y rodearse de buenos asesores. Focalización en administrar y capacidad de escucha, esas indispensables cualidades para remontar una crisis, no parecen haber sido particularmente fuertes ni con FBT ni con García.
Por su parte, el primer ministro Yehude Simon también ha manifestado su interés en ser candidato presidencial el 2011. Es decir, las dos personas que disponen de mayor poder político desean algo distinto a la abrumadora responsabilidad que tienen actualmente. Así, ¿podrán gobernar con eficiencia? ¿Estarán atentos a las difíciles circunstancias que afrontamos, o se dejarán llevar por sus ensueños?eños?
En efecto, FBT era muy hábil en el terreno electoral. En ello, García se le asemeja. Ambos se sitúan muy bien políticamente y saben sacar provecho de la competencia. Las elecciones son un combate donde se emplean múltiples armas: propaganda en medios, mítines, volantes, etc. Pero, sobre todo, vence quien mejor se ubica e impone una agenda que lo favorece. Por ello, las elecciones despiertan una adrenalina única que motoriza a ciertos individuos y les confiere capacidades superiores. Esa adrenalina fue común a FBT y a García.
Por su parte, el mismo estimulante opera en ocasión de las conferencias internacionales. Allí, la definición es menos categórica, pero los rivales son de otro calibre. Se trata de presidentes provenientes de países quizá más poderosos, ante los cuales se debe demostrar el talento de quien viene de naciones pequeñas y marginales. Tanto en elecciones como en conferencias internacionales, la dinámica política estimula la garra de líderes que gozan compitiendo.
Pero, FBT fue un gobernante descuidado y un tanto deslucido. Su grandeza estaba en la batalla, pero pasada esta se aburría y sus medidas eran menos inspiradas que sus poses. En este sentido, también se puede establecer un paralelo con García. Su primer gobierno fue un desastre y el segundo viene siendo insípido. No aprovechó la ola al alza de la economía mundial para realizar alguna reforma trascendente que coloque su nombre en la historia. Ahora que se viene la fase de crisis, García la tendrá difícil porque gobernará el resto de su mandato con el viento en contra. Ambos han sido particularmente hábiles para la lucha, pero poco atentos en la administración.
Tanto FBT como García participan de las virtudes y defectos del líder individualista. Piensan en el partido político como una maquinaria, pero creen que la capacidad para triunfar electoralmente depende exclusivamente de su talento personal. Se asumen como muy astutos para elegir la palabra exacta, capaz de envolver al adversario e imponer sus mensajes de campaña. Pero, gobernar es trabajar en equipo. Se trata de elegir bien a las personas, por sus talentos y no por sus fidelidades. Luego, es preciso generar recursos y ofrecer autonomía para que las personas escogidas hagan marchar las instituciones públicas. Para conducirse acertadamente en estos menesteres, se requiere un talento que acompaña al estadista, pero no al eterno candidato.
Por eso, el país fue sorprendido por la confesión de García de buscar una nueva candidatura el 2016. Como bien le recomendó Lourdes Flores, mejor debe pensar en terminar bien su actual mandato, porque le esperan tiempos difíciles. Fue en vísperas de APEC que García declaró su interés en una nueva postulación. Como vimos, la conferencia internacional genera el mismo tipo de adrenalina que la campaña electoral. Viviendo una, anhela repetir la otra.
También FBT sintió en Punta del Este que era un líder de talla continental, pero se derrumbó menos de un año después. Es que afrontar una crisis obliga a gobernar con cuidado y rodearse de buenos asesores. Focalización en administrar y capacidad de escucha, esas indispensables cualidades para remontar una crisis, no parecen haber sido particularmente fuertes ni con FBT ni con García.
Por su parte, el primer ministro Yehude Simon también ha manifestado su interés en ser candidato presidencial el 2011. Es decir, las dos personas que disponen de mayor poder político desean algo distinto a la abrumadora responsabilidad que tienen actualmente. Así, ¿podrán gobernar con eficiencia? ¿Estarán atentos a las difíciles circunstancias que afrontamos, o se dejarán llevar por sus ensuEl presidente Alan García durante la cumbre de APEC recordaba a Fernando Belaunde en la conferencia panamericana de Punta del Este en 1967. El brillante discurso de FBT en aquella ocasión opacó a los demás presidentes, otorgándole un indudable peso continental. Sin embargo, Belaunde afrontaba serios problemas políticos en casa. Su alianza se estaba resquebrajando y perdía apoyo ciudadano. Por otro lado, sus rivales del APRA estaban fuertes y parecían seguros ganadores de las siguientes presidenciales. Ese mismo año, las crecientes dificultades económicas llevarían a una traumática devaluación del sol, que fue la antesala de su caída. Pero, en Punta del Este Belaunde pareció ser nuevamente candidato.
En efecto, FBT era muy hábil en el terreno electoral. En ello, García se le asemeja. Ambos se sitúan muy bien políticamente y saben sacar provecho de la competencia. Las elecciones son un combate donde se emplean múltiples armas: propaganda en medios, mítines, volantes, etc. Pero, sobre todo, vence quien mejor se ubica e impone una agenda que lo favorece. Por ello, las elecciones despiertan una adrenalina única que motoriza a ciertos individuos y les confiere capacidades superiores. Esa adrenalina fue común a FBT y a García.
Por su parte, el mismo estimulante opera en ocasión de las conferencias internacionales. Allí, la definición es menos categórica, pero los rivales son de otro calibre. Se trata de presidentes provenientes de países quizá más poderosos, ante los cuales se debe demostrar el talento de quien viene de naciones pequeñas y marginales. Tanto en elecciones como en conferencias internacionales, la dinámica política estimula la garra de líderes que gozan compitiendo.
Pero, FBT fue un gobernante descuidado y un tanto deslucido. Su grandeza estaba en la batalla, pero pasada esta se aburría y sus medidas eran menos inspiradas que sus poses. En este sentido, también se puede establecer un paralelo con García. Su primer gobierno fue un desastre y el segundo viene siendo insípido. No aprovechó la ola al alza de la economía mundial para realizar alguna reforma trascendente que coloque su nombre en la historia. Ahora que se viene la fase de crisis, García la tendrá difícil porque gobernará el resto de su mandato con el viento en contra. Ambos han sido particularmente hábiles para la lucha, pero poco atentos en la administración.
Tanto FBT como García participan de las virtudes y defectos del líder individualista. Piensan en el partido político como una maquinaria, pero creen que la capacidad para triunfar electoralmente depende exclusivamente de su talento personal. Se asumen como muy astutos para elegir la palabra exacta, capaz de envolver al adversario e imponer sus mensajes de campaña. Pero, gobernar es trabajar en equipo. Se trata de elegir bien a las personas, por sus talentos y no por sus fidelidades. Luego, es preciso generar recursos y ofrecer autonomía para que las personas escogidas hagan marchar las instituciones públicas. Para conducirse acertadamente en estos menesteres, se requiere un talento que acompaña al estadista, pero no al eterno candidato.
Por eso, el país fue sorprendido por la confesión de García de buscar una nueva candidatura el 2016. Como bien le recomendó Lourdes Flores, mejor debe pensar en terminar bien su actual mandato, porque le esperan tiempos difíciles. Fue en vísperas de APEC que García declaró su interés en una nueva postulación. Como vimos, la conferencia internacional genera el mismo tipo de adrenalina que la campaña electoral. Viviendo una, anhela repetir la otra.
También FBT sintió en Punta del Este que era un líder de talla continental, pero se derrumbó menos de un año después. Es que afrontar una crisis obliga a gobernar con cuidado y rodearse de buenos asesores. Focalización en administrar y capacidad de escucha, esas indispensables cualidades para remontar una crisis, no parecen haber sido particularmente fuertes ni con FBT ni con García.
Por su parte, el primer ministro Yehude Simon también ha manifestado su interés en ser candidato presidencial el 2011. Es decir, las dos personas que disponen de mayor poder político desean algo distinto a la abrumadora responsabilidad que tienen actualmente. Así, ¿podrán gobernar con eficiencia? ¿Estarán atentos a las difíciles circunstancias que afrontamos, o se dejarán llevar por sus ensueños?eños?
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