Alexandro Saco
La reacción ante la gripe porcina evidencia la hipocresía que existe en el país y en el mundo en relación a la salud. Si bien se trata de una epidemia que debe ser controlada buscando colaborar desde todos los ángulos, lo cierto es que por falta de acceso a lo más elemental de la salud, cientos de miles de personas mueren día a día en el planeta.
Existe una tendencia al escándalo frente a la novedad que significa un virus mutado, pero un olvido constante frente a enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el dengue u otras.El asunto de la gripe también pone en debate su origen. Si bien éste puede remontarse a otras gripes que mutaron el virus y se convirtieron en epidemia, las condiciones en que son explotados hoy los cerdos y otros animales revelan la arrogancia del antropocentrismo y los peligros latentes. La industria de alimentos animal ha superado todo límite en relación a las adecuadas condiciones de producción.
La mayoría de animales utilizados con fines comerciales son esclavizados y mutilados (1) para que su única función sea la de producir carne o derivados.Analistas preocupadosEs risible la preocupación de los medios de comunicación o analistas económicos por el costo o la reducción en el PBI que puede significar una pandemia de gripe porcina. Risible porque más presupuesto en salud se requiere a gritos para enfrentar una serie de problemas sanitarios, e hipócrita porque desde hace mucho se sabe que la poca inversión en salud, impide lograr gente sana, y eso sí afecta el PBI directamente.
La gente que no cuenta con protección en salud debe gastar de su bolsillo y en casos graves las familias se vuelven pobres porque deben vender sus bienes para curar o tratar de curar una dolencia. Es obvio que invertir en salud es ahorrar y a la larga tener menor PBI.
El momento, más que para generar primeras planas, debería servir para ubicar adecuadamente la relevancia de las políticas públicas en salud en el marco del desarrollo y de la integración. Por un lado, es evidente que sin sistemas de salud organizados y financiados, cualquier apuesta de desarrollo es pura ilusión; la salud pública bien gestionada es pre requisito del desarrollo social. Por otro lado, la presente gripe hace ver que la integración en salud regional y global es ahora, en un mundo interconectado, un imperativo político (2).
El espejismo del desarrolloLa gripe de hoy nos lleva nuevamente a pensar en la concepción de desarrollo y organización social que se viene apuntalando. En buena medida la salud de las personas o colectividades, viene siendo afectada por las condiciones que generan actividades productivas, que en su único afán de lucro, pasan por encima de culturas, naturaleza, leyes. La representación social encarnada en el Estado, por lo menos en el Perú, ha casi claudicado en su obligación de equilibrar lo productivo y lo saludable; no por casualidad La Oroya es un icono global de la contaminación y del desparpajo empresarial.
La oportunidad es idónea para replantear la necesidad de contar con un sistema de salud que proteja a las personas, frente a una nueve gripe, pero también y sobre todo frente a los males cotidianos o arcaicos como la TBC, que en el Perú conviven con las alucinaciones empresariales que nos siguen vendiendo espejismos. Además es urgente replantear la relación humana con los animales, que terminan recibiendo el ángulo más perverso del actual sistema.La salud es colectivaLa salud si bien es personal, esencialmente es un ámbito colectivo en el que se expresan claramente una serie de aspectos.
Cuando sucede como ahora una epidemia, nos damos cuenta de la enorme desprotección que como humanos, a pesar del avance científico, tenemos frente a un virus u otra situación. Es necesario asumir que la salud colectiva del mundo, humanidad animalidad y vegetalidad incluidas, hace un buen tiempo está siendo lacerada sin que algún bálsamo se pose sobre ella.Si algo positivo, más allá de todos los ingresos que deben estar teniendo Roche (3) y otras farmacéuticas, se puede atisbar luego de que la epidemia sea controlada, será la urgencia de colocar a la salud como centro de cualquier propuesta de desarrollo, y no seguir con un discurso aparente que no se traduce en decisión, ya que lo principal es el financiamiento para la salud. Como demuestran Amartya Sen y Bernardo Klinsberg, invertir en salud es pre condición del desarrollo social. ¿Es tan difícil entender algo tan evidente?
1 Es realmente arrogante la manera en que el humano procede para saciar su hambre, mutilando a millones de animales o sometiéndolos a condiciones denigrantes para obtener beneficios económicos.
2 Instancias como el ORAS - CONHU, para el caso de la región andina, hace mucho que vienen realizando un trabajo constante y productivo sobre el particular y mantienen sistemas de vigilancia epidemiológica; además se viene impulsado la creación de UNASUR Salud, en la que coincidirían los esfuerzos de la CAN y MERCOSUR en salud.3 Hablar de farmacéuticas es hablar de mafias. Ayer intente comprar en cinco cadenas de boticas amoxicilina. Pero en ninguna la vendían. Sólo vendían la de marca que cuestan en promedio diez veces más.
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