Frentes de defensa de la región se mantienen alertas ante inminente intromisión militar. Estadounidenses controlarían Latinoamérica desde la sierra peruana.
Omar Olivares
Omar Olivares
DETALLE
La promocionada “ayuda humanitaria” que realizó el grupo de soldados del “Programa Nuevos Horizontes” consistió en la edificación de tres pequeñas estructuras, que estarían destinadas a ser posta de salud; sin embargo, LA PRIMERA comprobó que actualmente están abandonadas.
Algunos sectores de la población señalan que el terrorismo está resurgiendo y que esta situación es culpa de una errada política del gobierno. La reciente matanza de 15 personas, 13 policías y dos civiles en Huancavelica, parece confirmar dicha teoría. Y precisamente, este es uno de los argumentos que usaría el gobierno estadounidense para tratar de imponer una base militar en la sierra peruana, con el aparente objetivo de cooperar en la lucha antisubversiva, pues desde que un grupo terrorista los atacó el fatídico 11/09/01, los Estados Unidos parecen obligados a tratar de combatir cualquier foco de terror, o simplemente inmiscuirse en todos lados.Si bien la misión militar estadounidense que instaló una base en las afueras de Ayacucho ya se retiró de la región, aún se mantiene la eventual amenaza de que vuelvan para el 2009, esta vez ya no con la fachada de ser un grupo de “ayuda humanitaria”, que sólo edificó “postas”, que más bien parecen las futuras cuadras de sus instalaciones militares.
Según los representantes del pueblo ayacuchano, la instalación del primer contingente de soldados norteamericanos (350 efectivos llegaron a la zona el 1º de junio de este año) que desarrollarían la supuesta misión “Programa Nuevos Horizontes” sólo fue la cubierta para “preparar el terreno” y sondear la aceptación y dificultades que tendrían al instalar una base militar sin la máscara de “ayuda humanitaria”.
Control del VRAE
El presidente del Frente de Defensa de Ayacucho, Íber Maraví Olarte, declaró a LA PRIMERA que la verdadera intención de los norteamericanos es instalar un contingente militar permanente y poco a poco establecer una base en Ayacucho. Quieren controlar la zona del Valle del río Apurímac – Ene (VRAE). “Además, al estar en este lugar, también podrán monitorear lo que pasa en Ecuador, Colombia y Bolivia, ya que es un punto equidistante de estos países”, precisó.
El presidente del frente ayacuchano dijo también que la pretensión política que tiene Estados Unidos de instalar una base militar en Ayacucho se da porque el próximo año se verá obligado a retirar la que tiene actualmente en la ciudad ecuatoriana de Manta. “El gobierno de Rafael Correa le ha dado de plazo hasta el 12 de noviembre de 2009 a los Estados Unidos para que retire su base militar, que está instalada en la ciudad de Manta. Entonces ya vemos cuál es el apuro de ese gobierno por firmar un acuerdo con el gobierno peruano. Además, permitir que se instale una base militar en Ayacucho fue una de las condiciones que se impuso para la firma del TLC”, afirma Maraví.
“Ayuda humanitaria”
El propio embajador de los Estados Unidos en el Perú, Peter Michael McKinley, aseguró en una entrevista con la periodista Mariela Balbi publicada el pasado 5 de octubre, que su gobierno no pensaba instalar una base en nuestro país: “No hay ninguna intención de establecer una base militar en el Perú. Lo que realizamos es ayuda cívica humanitaria como ocurrió en Ayacucho”, dijo en aquella oportunidad, pero basta recordar que lo mismo se dijo desde Washington y a los meses ocurrió todo lo contrario.
El temor de que se instale una base militar extranjera va más allá del simple derecho a reclamar el respeto a la soberanía nacional, pues diversos expertos en temas de geopolítica y analistas internacionales han señalado que lo que buscaría el Ejército norteamericano es repetir la política que ha implementado en territorios como Iraq o Afganistán. Con el agravante --según señalan los estrategas-- de que crearía una situación de desequilibrio militar en Latinoamérica.China ocuparía campamento de MantaLos militares estadounidenses pudieron usar la pista aérea y las instalaciones de la Base de Manta, gracias a un convenio que suscribieron con el presidente Jamil Mahuad (quien fue depuesto a las pocas semanas).
El argumento para tal concesión fue que EE.UU. podría así monitorear y supervisar el accionar del narcotráfico en la zona noreste de América del Sur; sin embargo, un amplio sector del gobierno ecuatoriano ha precisado que tal acción se puede hacer sin la necesidad de que los militares norteamericanos se instalen en Ecuador.Lo que más parece preocuparle al gobierno de Washington son los rumores de que el gobierno de Correa permitiría a los militares del Ejército de China ocupar la polémica base de Manta. Acción que según Washington constituiría un grave peligro para los intereses de Estados Unidos. De acuerdo al vicepresidente ecuatoriano Lenin Moreno, y según informó recientemente el diario chileno “El Mercurio”, lo que Correa busca es que Ecuador se constituya en la puerta de entrada y salida para el comercio de Oriente, “por lo cual el aeropuerto de Manta podría ser habilitado para vuelos intercontinentales”.
Secretos militares
A pesar de que la Casa Blanca se ha encargado de desmentir cualquier tipo de vinculación de los militares norteamericanos establecidos en Manta con la operación que realizó Colombia en territorio ecuatoriano (que acabó con la vida del miembro de la cúpula de las FARC Raúl Reyes), diversas fuentes militares y diplomáticas vincularon a los soldados de dicho establecimiento con el ataque.Un alto oficial militar ecuatoriano, desde el anonimato por seguridad, aseguró que una buena parte de los mandos tienen la convicción “de que Estados Unidos fue cómplice del ataque” lanzado el 1º de marzo en territorio de Ecuador contra el campamento de las insurgentes FARC.
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