El hallazgo de restos óseos de alrededor de 65 personas en la fosa común ubicada en la comunidad de Putis sigue conmoviendo al país, sobre todo por la crueldad de los hechos que rodearon lo que parece ser uno de los crímenes más atroces perpetrados durante el conflicto armado interno.
Al concluir la exhumación realizada por el Ministerio Público y el Equipo Peruano de Antropología Forense, de una de cinco fosas existentes en el lugar, se ha podido conocer que la mayor parte de las personas asesinadas y enterradas eran mujeres y niños. La identificación de cráneos de bebés de uno y hasta dos años de edad que aparecían cubiertos, hace suponer que habrían muerto en brazos de sus madres las cuales cubrieron sus rostros, quizás para evitar que sus pequeños contemplen el horror de ese momento.
Al respecto, Víctor Arroyo, director del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), refirió que el descubrimiento del asesinato masivo en Putis nos coloca frente a un hecho indignante, que además de investigarse debería merecer que el Ejército Peruano ofrezca disculpas públicas a los familiares de las víctimas, pues resulta evidente que fueron los militares quienes perpetraron tan abominable crimen.
"Somos absolutamente respetuosos de las autoridades e instituciones del Estado, pero no se justifica su silencio frente al dolor de cientos de nuestros hermanos y compatriotas. La reconciliación nacional no se logrará callando ni ocultando el horror, un primer paso es, debe ser en hechos como los de Putis, pedir perdón", indicó.
Por su parte, Alfonso Wieland, director nacional de la Asociación Paz y Esperanza, institución vinculada a la comunidad evangélica que asiste legal y psicológicamente a los familiares de las víctimas, señaló que por la salud del Ejército Peruano se debe reconocer que la matanza en Putis en la que se asesinó a más de 123 personas, no fue un accidente o un simple exceso.
"Que los militares pidan perdón no menoscaba su dignidad, al contrario, la enaltecería, y sería una evidencia clara de que nuestras instituciones armadas diferencian el heroico servicio prestado por muchos de sus miembros con el crimen y la vileza con que otros actuaron. Un gesto así es justo y necesario", acotó.
Al concluir la exhumación realizada por el Ministerio Público y el Equipo Peruano de Antropología Forense, de una de cinco fosas existentes en el lugar, se ha podido conocer que la mayor parte de las personas asesinadas y enterradas eran mujeres y niños. La identificación de cráneos de bebés de uno y hasta dos años de edad que aparecían cubiertos, hace suponer que habrían muerto en brazos de sus madres las cuales cubrieron sus rostros, quizás para evitar que sus pequeños contemplen el horror de ese momento.
Al respecto, Víctor Arroyo, director del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), refirió que el descubrimiento del asesinato masivo en Putis nos coloca frente a un hecho indignante, que además de investigarse debería merecer que el Ejército Peruano ofrezca disculpas públicas a los familiares de las víctimas, pues resulta evidente que fueron los militares quienes perpetraron tan abominable crimen.
"Somos absolutamente respetuosos de las autoridades e instituciones del Estado, pero no se justifica su silencio frente al dolor de cientos de nuestros hermanos y compatriotas. La reconciliación nacional no se logrará callando ni ocultando el horror, un primer paso es, debe ser en hechos como los de Putis, pedir perdón", indicó.
Por su parte, Alfonso Wieland, director nacional de la Asociación Paz y Esperanza, institución vinculada a la comunidad evangélica que asiste legal y psicológicamente a los familiares de las víctimas, señaló que por la salud del Ejército Peruano se debe reconocer que la matanza en Putis en la que se asesinó a más de 123 personas, no fue un accidente o un simple exceso.
"Que los militares pidan perdón no menoscaba su dignidad, al contrario, la enaltecería, y sería una evidencia clara de que nuestras instituciones armadas diferencian el heroico servicio prestado por muchos de sus miembros con el crimen y la vileza con que otros actuaron. Un gesto así es justo y necesario", acotó.
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