Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: enero 2011

jueves, 20 de enero de 2011

DE UN PAÍS DE HIJAS DE ESPAÑOLES A OTRO DE TODAS LAS SANGRES


Rodrigo Montoya Rojas (*)

Nació en Andahuaylas un día como hoy, en 1911. Vivió allí sólo tres años. Al perder a su madre, Victoria Altamirano, él y su hermano Arístides fueron llevados por su padre -Víctor Manuel, un abogado cusqueño- a San Juan de Lucanas. Como hijastros de doña Grimanesa Arangoitia viuda de Pacheco tuvieron una niñez difícil, tanto por la dureza de ella como por la constante ausencia del padre. En la cocina de la casa, doña Cayetana le dio la ternura que le hacía falta y en las tierras lucaninas de músicos, danzantes y comuneros que trabajaban felices en sus faenas, aprendió a cantar, a enamorar en quechua y también a admirar la fuerza de los comuneros, siempre compitiendo entre ellos para arar más profundamente la tierra, limpiar una acequia, bailar en la fiesta del agua o en su apoyo a los danzantes de tijeras preferidos.
Hizo sus estudios de secundaria en colegios diferentes en Ica, Yauyos, Abancay y Huancayo. En 1931, ingresó a San Marcos para estudiar Educación, siendo al mismo tiempo empleado de correos. Se decidió a escribir y contar lo que era el mundo andino luego de leer lo que jueces y literatos escribían sin conocer la realidad, ni sentirla. Imaginemos la furia que sintió cuando López Albújar contaba que los llamados indios no querían a sus mujeres e hijos y preferían a sus animales. En los cuentos de su primer libro, “Agua” (1935) presentó, desde dentro de la cultura quechua, el gravísimo conflicto entre señores e indios, con una poesía y ternura extraordinarias. Su relato Warma kuyay (amor de adolescente) es, tal vez, el mejor.
San Marcos lo acercó al debate político de entonces. Como simpatizante del Partido Comunista tuvo un breve momento de participación política organizada, pronto abandonó la célula cuando su jefe le reprochó emborracharse con los indios y acompañar a los danzantes de tijeras, antes que cumplir con sus tareas revolucionarias. Cuando le dijeron que los comunistas solo tendrían derecho a la alegría después de La Victoria, sintiéndose empequeñecido (chintirukuspa, en quechua) pidió salir de la reunión por un momento y no volvió más. En 1937, por asistir a un mitin de solidaridad con los republicanos españoles, fue apresado en la puerta de la casona de San Marcos y encerrado en “El sexto”, la dura cárcel limeña, en la que conoció de cerca el conflicto político entre apristas y comunistas, costeños y serranos, entre la ciudad y el campo. Allí, le sirvieron de consuelo las canciones quechuas aprendidas en Puquio y San Juan, reunidas y traducidas después en un precioso librito “Canto quechua” (1938). Más tarde, en su novela “El sexto”, JMA vuelve sobre los conflictos políticos, particularmente entre apristas y comunistas. Ya casado con Celia Bustamante, para recuperarse de su quebrantada salud siguió el consejo médico de volver a los Andes y emprendió el camino de profesor de lengua y literatura en el colegio Pumacahua de Sicuani. Vivió feliz el reencuentro con las piedras trabajadas como si fueran de barro, la luz y belleza del Cusco, el descubrimiento de las danzas, cantos y cuentos de sus estudiantes, de la voz maravillosa de Carmen Taripha, la cocinera del padre Jorge C. Lira en la parroquia de Calca, y los primeros estudios de folklore en el departamento de Antropología de la Universidad San Antonio Abad, con Efraín Morote Best y Josafat Roel Pineda. Estando en Cusco escribió artículos que se publicaron en el diario “La prensa” Buenos Aires, reunidos luego en el libro “Señores e indios”, publicado en Cuba por Ángel Rama. En ese fértil período escribió la novela “Yawar Fiesta” (1941) para presentar el mundo de señores indios en la provincia de Lucanas, particularmente en Puquio, a través de los toreros profesionales y los capeadores o jugadores andinos con los toros. Enriquecido con esa experiencia cusqueña, JMA tomó la decisión de estudiar Antropología en San Marcos.

Luego de publicar el relato “Diamantes y pedernales” (1954) y de concluir sus estudios de Antropología, volvió a Puquio en 1955 junto con Josafat Roel Pineda y el sociólogo francés Francois Bourricaud e hizo un trabajo de campo que le sirvió para escribir el libro “Puquio: una cultura en proceso de cambio”. En ese viaje, él y Josafat Roel recogieron una segunda versión del mito de “Inka Ri”, luego que el propio Roel y el antropólogo Oscar Núñez del Prado, lo oyeran por primera vez, algunos meses antes, a los K`eros del Cusco.
En 1959, la editorial Losada de Buenos Aires publicó su novela “Los Ríos profundos”. El éxito fue inmediato, lo situó entre los mejores escritores peruanos y le abrió las puertas para viajar invitado a diversos países. En la ficción, el niño Ernesto recrea una relación de amor y admiración con su padre, siempre ausente, gracias a un diálogo mágico a través de la voz de un trompo (el zumbayllu), los ríos y los vientos, y trata de un conflicto serio entre señores y siervos debido al monopolio de la sal.- No conozco en Perú una prosa con más ternura que la de esa novela.
En 1958, JMA pidió a la Unesco una beca para viajar a España y tratar de responder a la pregunta cuánto de España hay en las comunidades peruanas. Nunca antes antropólogo latino americano alguno había formulado un plan de trabajo como ese. Su libro “Las comunidades de España y Perú”, fue su tesis de doctorado en San Marcos en 1963, después de haber publicado en 1962 su cuento “La agonía de Rasu Ñiti”, un relato precioso sobre la vida y muerte de un danzante de tijeras, y su poema “Túpac Amaru Kamaq Taytanchisman Haylli Taki”, A nuestro Padre creador Túpac Amaru Himno-Canción). En 1963, su amigo Paco Miró Quesada, ministro de Educación en el primer gobierno de Belaunde, creó para él “La casa de la Cultura”. Dejó ahí su huella en la revista “Cultura y Pueblo”, en la presentación múltiple y constante de la Música, canto y danzas indígenas, principalmente andinas, en los mejores teatros de Lima y en el registro de artistas andinos como el primer reconocimiento oficial de su historia. El 1964, publicó su novela “Todas las sangres”.

Después de su tesis de doctorado JMA debió haber sido nombrado con todo derecho profesor de antropología a tiempo completo en San Marcos, pero no fue así. Amigos del Departamento de Humanidades de la Universidad Agraria le ofrecieron un puesto que sería el último. La tesis doctoral y la novela “Todas las sangres”, dejaron a JMA agotado, con pocos ánimos para seguir. Un viaje de algunas semanas a Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y varios viajes a Chile para recuperar su debilitada salud, marcan el momento de la larga crisis final. Su depresión, compañera constante desde su primera infancia, lo condujo en 1966 a un fallido intento de suicidio en el Museo de la Cultura peruana, del que era director.
Con un nuevo amor y un segundo matrimonio, Sybila Arredondo, hizo varios viajes a Santiago para ver a la psiquiatra Lola Hoffman. Su consejo de escribir para no morir lo embarcó en su último proyecto literario y póstuma novela “El zorro de arriba y el zorro de abajo”. Si en “Todas las sangres” intentó una visión global del país, con la historia de los zorros asumió el desafío de ver el país dentro del capitalismo global en la media en que Chimbote era el puerto mayor de Perú, convertido en primer exportador de harina de pescado en el mundo. Dos mil años después del encuentro de los zorros yungas de abajo y andinos de arriba en el Pariaqaqa, nevado de la sierra de Lima -tomado del relato “Dioses y hombres de Huarochirí” que él tradujo del quechua- JMA los reunió por segunda vez en Chimbote para tratar de entender la historia contemporánea, al mismo tiempo que en sus “Diarios” iba contando cuán cerca estaba ya de acertar en su decisión de pegarse un tiro, y cuáles eran y habían sido sus convicciones literarias y políticas más importantes en el país que le tocó vivir.

A fines de noviembre de 1969, el tiro que se dio cerca de su oficina en la Universidad Agraria fue definitivo. Unos días después, murió. En los 42 años transcurridos y ahora, en el primer centenario de su nacimiento, JMA es un héroe cultural, un escritor de primera línea y uno de los cimientos firmes para pensar el futuro del país. Miles de jóvenes en todas partes lo toman como un ícono y mentor de lo bueno y mejor que tiene nuestro pueblo aunque estoy seguro que muchos de ellos y ellas lo han leído poco o nada. Lo que importa es lo que saben de él por sus frases que circulan como claves para entender el país. En particular una: “Todas las sangres”, que quiere decir, todas las lenguas y culturas, todos los rasgos biológicos existentes en la Costa, los Andes y la Amazonía; todas las naciones que existen escondidas y sometidas a una, la occidental criolla que se siente y define como única. La visión uni-cultural del Perú criollo oficial desde 1821 hasta ahora, expuesta en el ideal del Estado nación de un estado, una nación, un territorio, una lengua, una religión, importado de Europa y Estados Unidos, está en abierta contradicción con la realidad heterogénea y maravillosa del país, de una decena de culturas y por lo menos 50 lenguas, lo que se llama ahora diversidad cultural o multi culturalidad.
En “Todas las sangres”, la novela más importante del país, JMA inventa y deja las bases de solución de un gran conflicto entre el capitalismo y el mundo andino, pone en discusión la noción de patria y crea un personaje como Demetrio Rendón Willka, un indio que sabe leer y escribir, que tiene experiencia obrera y sindical, que no cree en Dios, no reniega ni siente vergüenza de su condición de indio, se identifica plenamente con el espíritu colectivo de las comunidades, disfruta con el trabajo-fiesta de la faena y que tiene la prudencia de los grandes sabios andinos, que habla con la fuerza de la naturaleza, que no tiene rabia, pero que quiere cambiar el mundo para que el Perú sea una patria para todos sus hijos y no sólo para los criollos. Quienes criticaron la novela esperaban que JMA reprodujera en la ficción la realidad de entonces y como no conocían a ningún Demetrio Rendón Willka o a ningún capitalista nacional o patriótico, dijeron que la novela tenía graves problemas. Ahora que la Constitución de 2008 sostiene que Bolivia es un país plurinacional y los pueblos indígenas tienen sus derechos colectivos e individuales asegurados, el sueño arguediano cobra una fuerza mayor. ¿No hay acaso un vínculo posible entre Demetrio Rendón Willka y Alberto Pizango? Falta que la cultura se vuelva política, es decir, que no defendamos únicamente el canto, la danza y la Música sino que, además, los pueblos indígenas tengan directa participación en el poder del país, de modo organizado y autónomo. En abril, o mayo próximo, volveré sobre la importancia literaria y política de Arguedas en mi libro “Cien años del Perú y de Arguedas.

(*)Navegar Río arriba

"Tanto Amor,
tantos desvelos y abrazos a tu pueblo
y no poder amarte más.
Tus sueños y los luceros del alba
se abrazaron y se marcharon para siempre
aquel 28 de Noviembre de 1969.
Hoy vives en los surcos de nuestro amor"














miércoles, 19 de enero de 2011

Meditación al pie de los zorros (II)

César Lévano

En los días en que escribía su novela, Arguedas dirigió desde Santiago de Chile a Horst Baeder, de la Universidad Libre de Berlín, una carta fechada el 29 de mayo de 1969, en la que se lee: “En tres meses acaso podríamos desentrañar hasta donde es posible este complejísimo y fascinante universo que es la cultura hispano-india labrada hasta haber alcanzado una especie de increíble estabilidad de contraste en el período colonial y que en estos últimos treinta años se está desintegrando de la manera verdaderamente más dramática e interesante. La novela que actualmente escribo trata de este último tema”.Desgarramiento, desintegración: esas eran las corrientes que amenazaban al Perú y que castigaban el alma enferma del novelista. Pero la obsesión suicida enturbiaba el panorama del gran drama que buscaba reflejar. El Perú era, por lo demás, un país desgarrado desde mucho antes, desde el día en que los conquistadores pusieron pie en la costa peruana. El propio Arguedas expuso en un texto poco conocido, La literatura como testimonio y como una contribución, escrito en 1966 (en la época en que anunciaba ya, en carta a su fraterno amigo Manuel Moreno Jimeno, su intención de suicidarse):“Cuando, durante la niñez y la adolescencia, recorrí vastamente el país, recuerdo que el Perú estaba más dividido en su entraña, y frenado. Anduve a caballo con mi padre, por muchas provincias. Atravesé el país de Este a Oeste. Hice a caballo el camino del Cusco hasta Ica. Viví en un gran feudo, dos haciendas establecidas en las faldas de las montañas que orillan el río Apurímac. Una era de caña de azúcar, la otra de panllevar. Pertenecían a un solo dueño. Creo que entre ambas tenían unos quinientos siervos indios. Estos siervos podían ser azotados y aún muertos por el hacendado. Vi cómo mandó flagelar a un indio, haciéndolo colgar de un árbol de pisonay. Había escondido debajo de su poncho unos cuantos plátanos. La hacienda producía muchos plátanos que el dueño mandaba cosechar y meter en un depósito donde se podrían. El mercado más próximo era Abancay, y allí los plátanos costaban menos que lo que valía llevarlos desde la hacienda a esa ciudad”.Más adelante sintetiza los cambios del país:“Me he informado de la creación de Colegios Nacionales en Chipao, en Aucará, de la provincia de Lucanas; en Pacarán, del valle de Lunahuaná… ¿Colegios allí? Si mi padre fue recibido en los dos primeros pueblos, hacia 1918, como si fuera un semidiós por el sólo hecho de ser Juez de Primera Instancia, y, Pacarán, en donde dormí una noche, en 1929, era un pueblito resignado con su analfabetismo; era una especie de pequeño ratón adormecido. En este mes de junio de 1966, volví a Pacarán: hierve de niños y colegiales, de tránsito mecanizado”.

Fuente: La Primera

martes, 18 de enero de 2011

Meditación al pie de los zorros (I)

César Lévano

El siguiente es un texto inédito. Lo he escrito para la reedición ya en prensa de mi libro Arguedas. Un sentimiento trágico de la vida. Como en los días próximos voy a estar en Andahuaylas, invitado por la Universidad José María Arguedas a la conmemoración del Centenario del nacimiento del autor de Agua, Yawar Fiesta, Los ríos profundos: y Todas las sangres, en ese lapso publicaré fragmentos del mencionado trabajo.1. Hay dos temas centrales en El zorro de arriba y el zorro de abajo: Chimbote y el suicidio. Un desgarramiento social y una perturbación interior. Esa marcha paralela concluye en la frustración y la muerte. Pero en el curso de la historia colectiva y del drama íntimo hay momentos de esperanza, relámpagos de fe. Hay que ir más allá de Chimbote y de la psiquis de Arguedas para encontrar la clave final de su vida y su mensaje. Esto significa hurgar en lo que Arguedas escribió en otros escritos al mismo tiempo que volcaba su angustia en las páginas de El zorro. Hay que iluminar la noche interior del texto y del alma con la realidad del Perú y del mundo, cuyas peripecias seguía el autor desde su juventud temprana. Esto es indispensable para despejar ciertas versiones sectarias de quienes sueñan con reanudar la era de la violencia que azotó al Perú. Dos desesperanzas presiden la novela. La visión de un desarrollo capitalista –capitalista dependiente– que avanza arrolladoramente, con su entraña de riqueza monetaria, explotación cruel y ruina moral, y se personifica en la industria de la pesca y en su personaje central, Luis Banchero, el Braschi de la ficción. Hay que comprobar que, cuarenta años después de la muerte de Arguedas, ese proceso no se ha detenido.La realidad profunda de Chimbote, la lucha de clases que allí se despliega, está presente, aunque no de forma amplia, en la novela. Los magnates de la pesca, sus maniobras antiobreras están allí. Y también los personajes obreros. También emergen de esas páginas la gran inmigración andina, la corrupción fomentada por los dineros súbitos, la prostitución, la degradación verbal, el despojo cultural. El proceso de pérdida de identidad, que Arguedas temía, se ha cumplido y se ha ampliado a todo el Perú. Pero lo que Arguedas no previó es que surgiría también una contracorriente poderosa, que avanza no sólo en las provincias, sino en la propia Lima. Como me dijo el folclorista ayacuchano Roberto Teves: “El quechua se habla hoy en los ómnibus, los mercados, las plazas y las calles de la capital. Lima se está convirtiendo en quechuahablante”. La derrota cultural que Arguedas temía no ha ocurrido; lo que hay es un gran choque, un encontrón, que sin duda va a reforzar, al final, al Perú cholo, mestizo, urbano, que no reniega de la herencia ancestral, sobre todo andina.


Fuente:La Primera

Empieza fiesta de Tayta Arguedas

Llegó uno de los días más esperados para la literatura peruana de los últimos años. Hoy se le rendirá un homenaje oficial y por todo lo alto a uno de nuestros peruanos más ilustres: el escritor, antropólogo y amante de todas las sangres del Perú, José María Arguedas.
La Comisión Especial del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas, en coordinación con instituciones como El Congreso de la República, el Ministerio de Cultura, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entre otras, prepara un homenaje a Arguedas para resaltar su obra, una de las más innovadoras y de mejor calidad que ha dado la literatura peruana, su trabajo antropológico y su dedicación a las culturas vivas de nuestro país.
Niños y danzantes
A las 3 pm. en el hemiciclo Raúl Porras Barrenechea la ceremonia oficial empieza con un canto de apertura del violinista Máximo Damián y el charanguista Jaime Guardia. Arguedas, un eterno enamorado de la música andina, no hubiera aceptado una manera diferente de empezar una fiesta en su honor.
Esta actividad contará con la participación del presidente de la República, Alan García Pérez, quien ofrecerá un discurso, y de múltiples personajes de la política.Carmen María Pinilla, especialista en la obra arguediana, brindará un discurso académico, el cual será comentado por Gustavo Gutiérrez. Después deslumbrarán con su arte intérpretes de danza de tijeras de Lucanas y Cotahuasi.
El hermoso poema “Katatay” de Arguedas será recitado en la voz de los niños.
Fuente:La República

lunes, 10 de enero de 2011

Una mirada retrospectiva y necesarias exigencias en el centenario de su nacimiento:

Ica y José María Arguedas
Antenor Maraví Izarra
Como alguna vez señalara el poeta Sebastián Salazar Bondy, el Perú a veces es amargo y dulce, una maleza impenetrable, llena de tranqueras y egoismos, donde los honores y reconocimientos a los hijos preclaros del pueblo, se conceden de acuerdo al estado de ánimo y digestivo de los gobernantes de turno, tal el caso reciente del insigne maestro, escritor y antropólogo José María Arguedas, a quien se le ha negado la designación oficial de su nombre en homenaje al año del centenario de su nacimiento, optando por resaltar el nombre de Hiram Bingham, seudo descubridor y probado saqueador de la riqueza patrimonial de las ruinas de Machu Picchu.
Ante este censurable desliz oficial, coincidente a las justas protestas de los representantes y defensores del quehacer cultural del país, desde esta columna, sugiero y/o solicito al flamante presidente regional de Ica, Alonso Navarro Cabanillas, a fin de que en uso de sus atribuciones y reconocida sensibilidad cultural, declare por ordenanza gubernamental a efectos de que se le tribute el merecido reconocimiento a lo largo del presente año en las diversas actividades educativas y culturales, así como el uso obligatorio en el membrete en todos los trámites documentarios del ámbito jurisdiccional de la región Ica.
Y es que, el amauta José María Arguedas, ostenta para orgullo de Ica, una inolvidable ligazón a sus años juveniles, pues este insigne escritor en los años 1926 y 1927, estudió como internado en el antiguo local del emblemático y bicentenario Colegio San Luis Gonzaga, ubicado en la segunda cuadra de la calle Bolívar, años en que la dirección del plantel estuvo a cargo del doctor Erasmo Beraún, integrante de esa pléyade de directores y maestros que dejaron cimientes fecundos y huellas imperecederas, en la rica historia de esta importante casa de estudios Alma Mater del pueblo iqueño.
En aquellos años, según referencias del abogado jaujino Moisés Arroyo, hijo de un trabajador del Correo Central de entonces, su estancia en Ica en los días libres y feriados al internado de José M. Arguedas, a solicitud de su padre,radicado en Puquio, ha compartido la aquiescente hospitalidad de la familia Falconi, junto a su hermano Arístides, donde el estudiante adolescente Arguedas, se habría enamorado por primera vez de la iqueña Pompeya Miranda Falconí.
Hablar del funcionamiento y positivo accionar educativo de este antiguo local, fundado por la colegiata jesuita al mando de aquel patriarcal y mítico sacerdote de apellido Orduña que data desde el año 1746, es hablar de los años de abolengo de plena autonomía económica y excelencia académica que atrae la presencia selecta de la juventud estudiosa de diferentes puntos del país, entre ellos las provincias sureñas de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac.
En el cuento Orovilca, publicado el año 1954, José M.Arguedas describe el viejo patio de este antiguo local, orlado de faroles, piedras de sillar y frondosos ficus, corredores con arcos coloniales que entonan con la cúpula blanquecina de la otrora Iglesia matriz, actualmente en ruinas por el devastador terremoto que afecto el año 2007. Igualmente describe con lujo de detalles la antigua Plaza de Armas, en el que exalta la presencia del chaucato considerándolo como el príncipe de las aves de la región, nos habla de la dunas, las lagunas y los arenales de Ica cubiertos de huarangos, en los que dos alumnos del internado, del quinto año, Salcedo y Wilster, comparten como protagonistas principales de la mágica descripción, enlazados a los sueños platónicos hacia Hortensia Mazzoni, una bella musa iqueña que vive en una de las casonas de la Plaza de Armas, y que a la postre logra hechizar los sueños y la magistral descripción del autor, y el accionar de los protagonistas que por razones de espacio es imposible entrar en detalles.
En esta apretada referencia de la basta obra literaria y antropológica de Arguedas. Cabe acotar como sustento de esta petición, que en cada uno de sus aportes intelectuales, siempre ha abordado el complejo problema de la integración de las distintas vertientes de la sociedad peruana profundamente escindidas en realidades sociales, culturales, regionales y nacionales muy diverso y en algunos casos contrapuestas y excluyentes,llenas de conflictos y exigencias. El amó y defendió ese país profundo de todas las sangres, de cholos, negros,mestizos,chinos y también a los zorros de arriba. Hay pues, razones más que suficientes para testimoniarle los homenajes y reconocimientos a este ícono e incansable defensor de nuestra realidad pluricultural y multilingui, amó entrañablemente la música y las fiestas costumbristas andinas, lo que nos hace falta es saber valorar esa sensibilidad y amor ques desplegó en vida en defensa de nuestra memoria e identidad cultural.
No debemos olvidar que un pueblo que no ama ni honra el positivo accionar de sus hijos, es una sociedad insensible que no honra ni ama su memoria. Es una sociedad vacía que padece de un inexplicable síndrome de autodestrucción, que en vez de cautelar y defender su pasado y honrar a su hijos más destacados, es capaz de honrar a delincuentes y a quienes poco o nada han aportado por el progreso y bienestar de la sociedad.
"Toda tarea cultural da al ser humano la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones positivas al real servicio del pueblo".

sábado, 8 de enero de 2011

2011: AÑO DEL CENTENARIO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

García pasa, Arguedas queda

César Lévano

Este que empieza es de todas maneras el Año del Centenario de José María Arguedas. No lo dirán los membretes oficiales, pero constará en papeles ajenos a la inquisición gubernamental. Juan Ossio, el ministro de Cultura, ha revelado que fue Alan García quien se opuso a que el 2011 lleve el nombre de Arguedas.
No me sorprende. Como se sabe, Mercedes Cabanillas, ex ministra de Educación, había buscado una coartada. Con el vicepresidente Luis Giampietri propuso que el año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Cualquier cosa, menos Arguedas.
El hecho de que el presidente García consagre el año a la celebración del “descubrimiento” de Machu Picchu demuestra su ignorancia acerca de la realidad histórica de esa proeza pétrea, y de su revelación para el mundo.
El 28 de octubre último glosé un documento del ingeniero estadounidense Paolo Greert traducido por la revista El Antoniano, órgano de la Universidad Nacional del Cusco. El trabajo, titulado Machu Picchu antes de Bingham, incluso reproduce el primer mapa de Machu Picchu, trazado por el alemán Herman Göhring en 1874, un año antes del nacimiento de Bingham.
García postula que el descubrimiento ocurrió en 1911. En ese caso, los laureles corresponden al niño indio Pablito, que guió a Bingham hasta la ciudadela.
No nos equivoquemos. Aparte de la sinrazón y la ignorancia, en la decisión de García pesa el prejuicio contra el indio. No en vano es el autor de El síndrome del perro del hortelano, que propone eliminar las comunidades campesinas de sierra y selva, en beneficio de grandes terratenientes transnacionales u oligárquicos.
Arguedas, defensor de la herencia cultural andina, explorador del alma campesina nativa, antifeudal denunciador de masacres, vibrante lírico de la naturaleza nuestra, de los ríos profundos y las altas cumbres, creyente en un socialismo de cepa mariateguiana, no merece para García ni respeto ni admiración.
Con su medida arbitraria contra Arguedas, García ahonda la distancia que separa al APRA de intelectualidad y de las masas profundas del Sur. Puede estar seguro de que en este centenario de Arguedas, resonarán cantos en español, quechua y aymara que lo condenan a él y su partido. He escuchado algunos: cólera ardiente.
Doctor García, no se equivoque: en parte gracias a su mezquindad, los homenajes a Arguedas van a arreciar. Le comunico que, por ejemplo, en Roma, la Associazione Nuovi Orizzonti Latini, está llevando a cabo actos descollantes, con conferencias magistrales, exposición cinematográfica y fotográfica. Se han asociado con el Instituto Cervantes de El Cairo. Van a publicar textos en italiano y quechua.
Del Perú no se diga. Los trabajadores de Chimbote me piden una exposición sobre El zorro de arriba y el zorro de abajo.

viernes, 7 de enero de 2011

En el año del centenario de su nacimiento:
Justicia para Arguedas

El capricho presidencial fue el determinante de que este 2011 oficialmente sea nombrado como el “Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”. Sin embargo, extraoficialmente, muchos peruanos se adhieren a la causa de reconocer este 2011 como el Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas.En las redes sociales, como Facebook, uno puede percibir notoriamente la inconformidad con las decisiones presidenciales. El ministro de Cultura, Juan Ossio, anunció que al presidente Alan García no le fue de su agrado nombrar este 2011 como el Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas y tampoco Año de Todas las Sangres. Para el presidente es más importante celebrar la devolución de las piezas arqueológicas por la Universidad de Yale que rendir un homenaje merecido a un escritor, etnólogo, antropólogo, educador que hizo más por el Perú (y seguirá haciéndolo) que Hiram Bingham.Un grupo nutrido de personas en las redes sociales se adhiere a la rebelión intelectual y moral de poner en sus documentos oficiales Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas, en contraposición al capricho presidencial que nada tiene que ver, según algunos intelectuales entrevistados por LA PRIMERA, con el hecho de homenajear a Machu Picchu. “Me adhiero a: 2011 Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas” es una de las páginas de Facebook, desarrollada por el Club Andahuaylas, que se hicieron para movilizar a la ciudadanía y realzar el sentimiento de homenaje al escritor de “Los ríos profundos” en el centenario de su natalicio. Otro es “2011: Centenario del Nacimiento de José María Arguedas”. En Ayacucho, el presidente regional Wilfredo Oscorima dio inicio a LA PRIMERA sesión del consejo regional y declaró el 2011 como el Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas, un ejemplo a seguir.Una opinión interesante también la ofrece Antonio Muñoz Monge, periodista cultural que valora la dimensión de la obra de Arguedas y critica la designación del año de Machu Picchu para el mundo: “Muchos peruanos no llegan a Machu Picchu porque cuesta una fortuna… Se promociona Machu Picchu para el mundo, pero no para los peruanos”. Por otro lado, el escritor y periodista Maynor Freyre resalta la figura de Arguedas, porque “mantiene la peruanidad en ristre. Hay autores que tratan el asunto peruano y lo universalizan. Arguedas es representativo de ellos, nos da pie a respetar lo nuestro”.Cuesta creer que la agenda cultural para todo el año 2011 que ha preparado el Ministerio de Cultura en honor a José María Arguedas, las palabras de apoyo de Mario Vargas Llosa (a quien Alan García le dio dos besos de Judas) a la idea de conmemorar el nacimiento de Arguedas este 2011, con un movimiento intelectual a favor en las redes sociales y medios de comunicación tradicionales, y más, este tipo de decisiones todavía continúen perteneciendo a una sola persona. De paso, Alan García le ha dado una cachetada y una patadita simbólicas a su ministro de Cultura (nuestro ministro), quien preside la comisión oficial encargada de las celebraciones por el centenario del nacimiento de José María Arguedas.

Fuente:La Primera

Palabras como fuego

Alfredo Quintanilla

Me lo contó una capacitadora de la ONPE: hace un par de años, sabiendo que iba a capacitar al personal contratado de esa institución en la ciudad de Abancay, se preparó releyendo “Los ríos profundos” de José María Arguedas. Llegado el día de su charla, habló emocionada de cómo había conocido Abancay a través de las páginas del gran escritor, y citó alguno de los párrafos de la novela, pero le sorprendió la indiferencia con que los jóvenes de esa ciudad recibieron el mensaje. A la hora del café insistió en averiguar por qué la frialdad y uno de los jóvenes se lo dijo: “es que es un escritor de Andahuaylas y con los andahuaylinos no nos llevamos bien”.
Un feligrés de la Iglesia Israelita escuchaba una charla sobre la descentralización en Yauyos, en la sierra de Lima. De pronto, el charlista invocó al espíritu de Arguedas,quien pocos meses antes de cometer suicidio fue a conocer Yauyos, el pueblo donde su padre había trabajado como Juez de Paz antes de morir. Y dijo que José María había visitado Yauyos seguramente tras los pasos de su padre para darse valor cuando estaba escribiendo su última novela. Y que luego, en una carta a un amigo contó conmovido que un hombre desconocido para él lo había saludado cariñosamente y le había dicho que había conocido a su padre. Y que para perennizar el encuentro se habían tomado una foto en la calle principal de Yauyos. El israelita asegura que vio que algunos yauyinos tenían los ojos humedecidos de la emoción.
“¿He vivido en vano?” se preguntó José María en trance de muerte, en su intento de suicidio deabril de 1966, sintiendo que su esfuerzo y su mensaje plasmados en la novela “Todas las sangres” no habían sido comprendidos por los doctos. Y escribió “Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor”.¿Y cuál era ese mensaje?Buscar alcanzar un Perú de todas las sangres en el que ningún yauyino(o abanquino o awajún) se sintiera extranjero en Lima, pero también el de que ningún limeño se sintiera extranjero en Yauyos, Bagua o en Ilave.Vuelve la pregunta de Arguedas a retumbar. ¿Ha sido su voz, una voz que clama en el desierto de la indiferencia? Basadre había advertido en 1958 contra los podridos, los congelados y los incendiarios. ¿También escribió en vano? El poeta Eduardo Urdanivia se habría preguntado ¿Arguedas se inmoló en vano?
Muchos hechos de la realidad cotidiana siguen dando pábulo al pesimismo que sintió Arguedas y lo arrastró a la muerte: el violento machismo que traspasa a todas las clases sociales; el racismo soterrado e insidioso; el despotismo de los que tienen un gramo de poder; el localismo de los de abajo. “Que no haya rabia” había escrito al final de su vida. Hoy cada vez que se recuerda el conflicto armado con Sendero o el Informe de la Comisión de la Verdad, aflora la rabia de uno y otro lado, la Ley del Talión. No hay todavía condiciones para la reconciliación nacional.
Arguedas convertido en ícono venerado por (casi) todos los peruanos ilustrados es también leído o utilizado por diversos sectores para justificar sus posturas, sin fijarse muchas veces en lo que verdaderamente escribió. Lo más frecuente es ver que su “todas las sangres” es sobada y resobada por políticos que más bien gustan de la confrontación y del ataque a sus adversarios.Otra distorsión es la de algunos ideólogos de los movimientos indigenistas antioccidentales. Respetuoso y conservacionista de la tradición indígena,apostaba también por su renovación y adaptación constante,por lo que Arguedas, no era indigenista.Era “mesticista”, si cabe el término. En enero de 1965, en un texto que presentó en Génova en un Coloquio de Escritores, escribió que concebía la integración cultural no como una ineludible aculturación de los indígenas sino como un mestizaje en el que se conservarían elementos fundamentales como «su música, sus danzas, la cooperación en el trabajo y la lucha... y que se impondrá la ideología que sostiene que la marcha hacia adelante del ser humano no depende del enfrentamiento devorador del individualismo sino, por el contrario, de la fraternidad comunal».Jamás planteó la vuelta al pasado del incaísmo, como distorsionó Vargas Llosa su propuesta en “La utopía arcaica”.
Arguedas escribió en su Ultimo Diario: “Quizá conmigo empieza a cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú... se cierra el de la calandria consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres «alzamientos», del temor a Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos, sus fabricantes; se abre el de la luz y de la fuerza liberadora invencible del hombre de Vietnam, el de la calandria de fuego, el de Dios liberador, Aquel que se reintegra”. ¿Intuía que los indios y los cholos ya no agacharían más la cabeza frente a los mandones de siempre? ¿Qué el discurso religioso de la resignación ya no tendría eco? ¿Que la liberación era igualdad y que esa se conquistaría pisando brasas?
Los peruanos privilegiados, los que tenemos resueltas nuestras necesidades básicas, ¿podemos ver que en los barrios pobres que rodean las ciudades están «los cinturones de fuego de la resurrección y no únicamente de la miseria como ahora las denominan, desde el centro de estas ciudades, quienes no tienen ojos para ver lo profundo y perciben solamente la basura y el mal olor»? ¿Podremos oir el mensaje de los que protestan en estos años en todos los pueblos del Perú, más allá de los gritos, de los ruidos, de los titulares mentirosos y de las amenazas?

domingo, 2 de enero de 2011

Toma la posta


Lograr erradicar la pobreza será una de las primordiales misiones de la flamante presidenta de Brasil Dilma Rousseff, quien ayer durante el discurso de asunción de mando destacó también que su política exterior dará prioridad a los países de la región y a los emergentes.Rousseff habló a los brasileños para pedirles que asocien el desarrollo económico, social y político que viven en su país a todo el continente suramericano para “convertir la región en una parte esencial del mundo multipolar que se anuncia”. Entre lágrimas recordó su pasado de guerrillera antidictatorial y dedicó La Victoria política que la ha llevado a la presidencia, a los muertos por la represión política de la dictadura militar que enfrentó.Entre su discurso inaugural también prometió “mantener y defender la Constitución, acatar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil”. La sesión de asunción estuvo dirigida por el presidente del Senado, José Sarney. Durante la asunción del mando de LA PRIMERA mujer electa presidente de Brasil se apreció la presencia de varios líderes de la región y figuras internacionales entre quienes destacaron los jefes de Estado de Bolivia, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, Guinea Bissau, Uruguay, Paraguay, Perú, República de Guinea, Surinam y Venezuela, así como el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón; el vicepresidente de Cuba, Ramón Machado Ventura, y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton.

Fuente:La Primera

Dilma: ex guerrillera, abuela y economista

Una biografía intensa y una trayectoria envidiable que llega a su cima con la Presidencia de Brasil. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, tiene 63 años, es divorciada y tiene una hija y un nieto. Nació en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais. Rousseff es hija del inmigrante búlgaro Petar Rusev (convertido aquí en Rousseff) y de la maestra Dilma Jane da Silva.Su trabajo fue consagrado durante el gobierno del presidente Lula como ministra de Minas y energía y como ministra-jefe de la Casa Civil desde 2005, puesto donde tuvo bajo su mando las principales acciones del Poder Ejecutivo.Dirigió el Programa de Aceleración del Crecimiento, así como los proyectos sociales Luz para Todos, Mi Casa, Mi Vida, y definió las reglas para la exploración y explotación de los enormes yacimientos de petróleo y gas hallados en el mar frente a la costa atlántica en aguas ultraprofundas, debajo de la capa de sal.Dilma participó desde muy joven en los movimientos armados de resistencia a la dictadura militar (1964-1985) y participó en acciones de guerrilla urbana. Fue detenida en Sao Paulo y estuvo presa durante tres años y fue salvajemente torturada. Tras ser liberada, en 1973, fue a vivir a Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul.En la Universidad Federal de ese territorio concluyó los estudios de Economía y a finales de la década de 1970 luchó por la amnistía para los brasileños que habían perdido sus derechos civiles, y fueron perseguidos y expulsados del país por el régimen militar.En esa época y con su entonces esposo, Carlos Araújo, ayudó a fundar el Partido Democrático Laborista (PDT) de Río Grande do Sul, del cual fue militante activa, al lado de figuras históricas de la política brasileña, como Leonel Brizola.Participó en el movimiento llamado Diretas Já, considerada la mayor movilización civil de la historia reciente brasileña, la cual culminó con el regreso de la democracia en 1985. Un año después, ocupó la Secretaría de Hacienda del municipio de Porto Alegre.En 1993 asumió la Secretaria de Minas, energía y Comunicación del estado de Río Grande do Sul, durante el gobierno de Alceu Collares y ratificada en ese mismo puesto en 1998 por el gobernador Olívio Dutra.Rousseff ingresó en el PT en 2001. Un año después, al ser electo presidente, Lula la nombró ministra de Minas y energía, cartera desde la cual reestructuró el sector eléctrico. En 2005, la eficiencia de Rousseff ya era ampliamente reconocida tanto dentro como fuera del gobierno. El presidente Lula la puso al frente de la Casa Civil y, por consiguiente, de la coordinación del trabajo de todos los ministerios.Su trabajo fue reconocido por la coordinación del Programa de Aceleración del Crecimiento, un conjunto de políticas económicas que ha priorizado las inversiones en infraestructura, como saneamiento, viviendas, transporte, energía y recursos hídricos.Rousseff lanzó programas estratégicos como Mi Casa, Mi Vida, que prevé la construcción de un millón de casas para beneficiar a los brasileños de menos recursos.Por su destacado desempeño en el gobierno y sus méritos personales, Lula la escogió para ser la candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) para sucederlo en el cargo por considerarla la persona idónea para continuar los programas y las políticas de su administración.De ahí la enorme responsabilidad asumida por Rousseff al recibir en el Palacio de Planalto, de manos de Lula, la banda presidencial y convertirse en LA PRIMERA mujer presidente de Brasil. Por lo pronto, el 70 por ciento de los brasileños confía en que hará un excelente o buen gobierno, de acuerdo con la encuesta del Instituto Sensus sobre las expectativas en torno a la administración Rousseff.
Fuente:La Primera