Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: abril 2011

jueves, 21 de abril de 2011

Contra el miedo, Ollanta

http://youtu.be/cKr7cw3wG3Q


Eduardo González Viaña


Durante los días previos a las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, Jeff Dummy, un obrero que estaba instalando los servicios de riego subterráneo de mi jardín, me dijo que iba a votar en contra del entonces candidato Barack Obama. Me dio a conocer sus motivos:
-Ha dicho que va a reformar el sistema de salud. Eso quiere decir que los hospitales, las medicinas y los profesionales van a estar al servicio de todos.
Me pareció extraña la razón que aducía. Aparte de que cincuenta millones de norteamericanos no tienen servicios de salud, el propio Jeff se queja siempre del alto precio de los medicamentos. En vista de que no posee un seguro médico, se ve obligado a pagar 300 dólares por su dosis mensual de Lipitor. Si no compra ese fármaco, su colesterol podría llegar a niveles incontrolables. Su vida correría peligro.
-No entiendo lo que me dice. Usted debería votar por Obama para gozar del seguro de salud y evitar un riesgo de muerte.
-Es que se trata de una medida socialista-argumentó Jeff.-Los servicios universales de salud son socialistas. Obama es un socialista disimulado.
-Sinceramente, no lo creo, pero ¿que le importa usted eso?
-¡Cómo! ¿No se da cuenta?… Además de darnos un sistema gratuito de salud, los socialistas van a internar en campos de concentración a todas las personas mayores de cincuenta años.
Al buen Jeff Dummy le habían contado ese cuento por internet y por televisión durante meses. Al parecer, la propaganda del miedo había dado resultados. Felizmente, Obama resultó electo presidente por encima de todas las paranoias.

La propaganda del miedo es la misma en todas partes. No tiene mucha originalidad. En el Perú de nuestros días, se están usando cuentos y artimañas que ya se utilizaron en México y El Salvador, por ejemplo.
En esta semana, he recibido unas cincuenta veces el supuesto reportaje que una periodista alemana hace al candidato de Gana Perú. Según la misma, Ollanta cree en el cinturón de castidad y en Hitler, y pretende meter a todos los peruanos en un cuartel del ejército.
Aunque el texto era de por sí delirante, los correos me fueron enviados por personas ansiosas de creer en ellos y que no vacilaban en declarar: “Después de haber tenido la posibilidad de tener un presidente blanco y de ojos azules, no queremos que otro cholo nos venga a gobernar.Eso es espeluznante.”
Pacientemente, he rastreado el Internet… y nada encuentro. No existe el periódico aludido ni mucho menos la periodista. Más bien, a través de su cuenta de Facebook, la verdadera Ulrike Baader está indignada con quienes usan su nombre.
En otro email, una querida amiga mía me ruega que no vote por Ollanta. “No puedes votar por ese hombre que les va a quitar la jubilación a personas que tienen más de 40 años de trabajo. Te lo ruego.”
En este caso, los propagandistas son aún más perversos. Se dirigen a personas de la tercera edad con una historia que se vuelve contra ellos. Como todos sabemos, más bien el gobierno de Fujimori cortó por la mitad el monto de las pensiones de jubilación y eliminó la mayoría de los beneficios sociales con el objeto de caerles simpático a las empresas extranjeras.
En México y en El Salvador, la extrema derecha armó la ficción de que esos países iban a formar una sola nación con Cuba y a Venezuela si triunfaban las candidaturas populares.
En El Salvador advirtieron que el posible triunfo de la izquierda significaría el cierre de todas las iglesias. La incoherencia y lo canallesco de esta versión-supuestamente defensora del cristianismo-es que era lanzada por el partido derechista ARENA, el mismo que financió el asesinato del santo defensor de los pobres, el obispo Romero contra quien dispararon los sicarios en el momento en que alzaba la hostia.
Esta es la propaganda del miedo. La arman y sustentan las voraces corporaciones extranjeras, las únicas perjudicadas por el ascenso de un gobierno popular que les exigirá pagar mejores precios por nuestros productos naturales. Es alarmante el poder de manipulación y de control de la opinión que tienen en un país que de veras es libre y quiere votar libremente.
Han ensayado todos los trucos contra el candidato popular, pero todo indica que Ollanta Humala va a ganar la presidencia. La propaganda del miedo tiene un límite. El miedo no se lleva bien con la inteligencia ni con el amor. Siempre llega el día en que triunfa la condición humana.

jueves, 7 de abril de 2011

Los últimos sondeos ponen a Humala y Fujimori en la segunda vuelta electoral

LIMA, 7 Abr. (EUROPA PRESS)


Las últimas encuestas divulgadas cuando faltan apenas unas horas para que culmine la campaña electoral ponen al nacionalista Ollanta Humala y Keiko Fujimori, hija del ex mandatario Alberto Fujimori, en la segunda vuelta electoral porque no cuentan con los votos suficientes para ganar en las elecciones del próximo domingo en Perú.

La encuesta Ipsos Apoyo coloca a Humala a la cabeza con el 27,2 por ciento de las intenciones de voto. Fujimori aparece de segunda con el 20,5 por ciento de las preferencias. En tercer lugar se ubica el ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006) con el 18,5 por ciento, seguido muy de cerca de Pedro Pablo Kuczynski con 18,1 por ciento.El estudio se realizó entre el 26 de marzo y 1 de abril con una muestra de dos mil personas en 24 departamentos de Perú. El margen de error es de más o menos 2,2 por ciento y el nivel de confianza es del 95 por ciento.

Otra encuesta de la Compañía de Estudios de Mercados (CPI) ha mostrado una tendencia similar, con Humala en primer lugar con el 29 por ciento de las intenciones de voto y Fujimori en el segundo puesto con el 21,5 por ciento, según dijeron fuentes que tuvieron acceso al estudio citadas por Reuters. El sondeo ubicó tercero a Kuczynski con 19,3 por ciento y a Toledo de cuarto con un 15 por ciento.

viernes, 1 de abril de 2011

Ollanta: ¿Terremoto y tsunami juntos?


Gustavo Espinoza


Pareciera que para la derecha peruana el que Ollanta Humala lidere las encuestas para los comicios del 10 de abril equivale a varios terremotos y tsunamis juntos. Probablemente influida, y aterrada, por los estragos de la tragedia nipona, ve en el candidato presidencial de Gana Perú una amenaza mayor que la explosión de la central nuclear de Fukushima y grita desesperadamente pidiendo el auxilio del mundo. No de otro modo puede interpretarse lo que ocurre aquí: bastó que el domingo por la noche las principales encuestadoras dieran sus reportes ubicando al Comandante en el primer lugar de las preferencias electorales con un 23.1%, para que a primera hora del día siguiente se anunciara el más singular de los cataclismos financieros: Cayó la bolsa de valores, se disparó el precio del dólar, cundió el pánico en los mercados, subió el precio de los artículos de primera necesidad, el costo de los alimentos voló por los aires, se retrajo la inversión externa, asomó en el escenario el peligro de la más desbocada inflación. Fue ese, a partir de allí el coro ululante de la radio, la televisión y la prensa de la Clase Dominante. Pareciera entonces que hubiesen caído sobre los peruanos las maldiciones del infierno y que el diluvio universal hubiese quedado convertido en una inundación de pacotilla, comparado a lo que se vendría después de contar los votos de la jornada electoral que se avecina. Todos los segmentos de la derecha tradicional dispararon fuego graneado a partir del lunes 28 de marzo con el propósito de intimidar al electorado a fin que “se arrepienta”, y no cometa “el increíble error” de votar por Ollanta Humala.

En forma paralela la derecha se lamentó por la dispersión de su electorado, dividido hoy como está en cuatro opciones que compiten entre si; contrariando el optimismo que antes la llevara a asegurar que ese escenario le era altamente favorable porque le permitía “escoger en democracia” la alternativa más justa para el efecto de la “afirmación del proceso” Y es que, en efecto, en el plano electoral las cosas marcharon por un carril distinto al originalmente previsto: la cantada división de la izquierda, se convirtió en unidad; y el pluralismo de la derecha, en dispersión. Hoy Ollanta corre virtualmente solo, enfrentado a Toledo, Castañeda, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski los cuatro equinos del Imperio. Con maniobras sutiles -aunque en su momento costosas, y hasta injustas- en su momento Ollanta Humala se dio maña para dejar en el camino a sus competidores reales en el campo popular.

Alberto Pizango, el Padre Arana y hasta el Movimiento Nueva Izquierda -el MNI- debieron abandonar la carrera electoral pagando un alto precio por ambiciones desmedidas, o cálculos mal hechos. Después -y más recientemente- Manuel Rodríguez Cuadros -el candidato negado de Susana Villarán- abandonó la contienda. Así, Humala quedó sólo en el bolo galopando por fuera mientras sus adversarios se mordían con fiereza. Hoy, en los predios de la Clase Dominante surgen voces urgiendo a los representantes de sus intereses que “depongan sus ambiciones” y se unan. Incluso, no han faltado quienes solicitaran la renuncia de unos, en beneficio de otros, para “cerrarle el paso” al candidato “anti-sistema”. Lo malo -para ellos- es que ese camino luce inviable. Cuando a cada uno de los cuatro gonfaloneros de la reacción les plantearon el tema de la renuncia, dijeron estar de acuerdo, con una sola condición: que renuncien los demás. Esa fue la versión de Toledo, Castañeda, la Keiko y Kuczynski que no encontró más camino que marchar presto a la sede de la embajada USA en Lima para dejar allí su Pasaporte yanqui en señal de repudio de la nacionalidad que juró asumir hace algunos años y que sin duda guarda celosamente en su corazón. Más desesperados que todos, los voceros del influyente y poderoso Grupo “El Comercio”, pusieron las páginas de sus publicaciones a disposición de la artillería pesada del anti humalismo. Y así salió una nueva versión de la Apocalipsis made in Perú.

En el extremo, el director del diario Correo, después de proclamar un “Día Negro” para el Perú, resolvió apuntalar a dos de los candidatos de la derecha para que ambos derroten a Humala en la primera vuelta y compitan entre si en la segunda. Fracasará en toda la línea, sin duda. Vale la pena, sin embargo, señalar que esta desesperación ha puesto en evidencia algo que se sospechaba desde antes, pero en torno a la cual no existía certeza: la derecha está dispuesta a votar incluso por la Mafia Fujimorista con tal de cerrarle el paso al cambio. “Lobo disfrazado de cordero” le han dicho en todos los tonos al candidato de Gana Perú, exigiéndole un requisito mínimo: que maldiga a Hugo Chávez. Sino, es porque “sigue siendo el mismo”. Poner al Presidente de Venezuela en el centro del debate nacional es uno de los sueños más caros de la reacción. Con marcada ironía, un caricaturista local asegura que hay quienes están dispuestos a otorgar el Premio Pulitzer al periodista que le haga decir: “Hugo Chávez es un dictador” al candidato Ollanta Humala. El líder de Gana Perú ha tomado, por cierto, distancia de Caracas. Y en más de una ocasión se ha esforzado en precisar que su camino “es distinto” al camino de Chávez. Pero nada de eso luce suficiente.

Le exigen que condene al mandatario venezolano. Y si lo hace, dirán que miente, para engañar al electorado. Lo real es que el escenario electoral peruano ya dio un vuelco. Se afirmó la demanda popular que clama por el cambio de un “modelo” que agobia a los peruanos desde hace más de dos décadas y que solo ha incrementado el hambre y la miseria de millones. ¿Qué hay peruanos que hoy viven mejor antes? ¡Sin duda!. Incluso, mucho mejor que antes. Pero esos, son la minoría de la sociedad. El núcleo privilegiado que habita a la sombra del Poder y que busca perpetuar su dominio a cualquier precio. La mayoría de los peruanos no vive mejor, sino peor que antes. Porque a la miseria que lo agobia, se suma la incertidumbre, la inseguridad y el miedo. Mientras la primera, es producto del neo liberalismo impuesto por el Fondo Monetario bajo el ala de Alberto Fujimori, los otros son el derivado social de una crisis que no tiene remedio en el marco de la sociedad actual. Y eso es lo que se ha demostrado -le guste o no a la derecha peruana- en Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua, para no hablar de Cuba, a fin de no espantar más a nuestros adversarios hoy al borde del soponcio Ollanta Humala se esmera en asegurar que no busca salir del capitalismo.

“La política económica que me comprometo a implementar respetará nuestros compromisos internacionales, independientemente de las opiniones que nos provocó en su momento tal o cual de esos acuerdos y tratados. Desde el momento en que los mismos fueron firmados, ellos no pueden ser unilateralmente cuestionados o revisados, salvo cuando cláusulas específicas así lo autoricen o cuando una flagrante ilegalidad precedió a su adopción”, dijo respondiendo la campaña desatada contra su candidatura, al mismo tiempo que reiteró su compromiso con la llamada “libertad de prensa” y con el “pluralismo” que le reclaman. Pero tampoco le creen. Es mucho, por cierto, lo que está en juego en el Perú de hoy. Y eso, no interesa solamente a los peruanos. También al concierto internacional. Sobre todo ahora cuando el señor García busca suscribir un inconsulto “acuerdo” con las administraciones de Santiago, Bogotá, San José y Ciudad de México, construyendo un “eje” de dominación continental ciertamente supeditado al mandato yanqui. No solo la suerte de los peruanos se juega el 10 de abril. También la de una región del mundo que busca afirmar un camino solidario que le ayude a enfrentar los retos de nuestro tiempo. La unidad que se demanda, para esta lucha, no debe ser solo la unidad nuestra. Debe ser también la unidad de los hombres y mujeres de nuestro continente enfrentados a los mismos retos y empeñados en las mismas tareas.