Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: agosto 2011

miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Macrorregiones a la vista…?


Por: Antenor maraví Izarra

Como señalara hace seis décadas atrás, el recordado poeta Sebastián Salazar Bondy,- en ese gran mosaico que es el Perú, segmentado por todas las sangres, tal como afirmara en alta voz, el amauta José María Arguedas que duda cabe, “pertenecemos a una raza de grandes desencuentros, somos parte de una patria fatigada por largas penas y exclusiones”.

Nuestro país, sigue siendo amargo y dulce, un corazón clavado a martillazos desde hace siglos, de razas y mitos adocenados, que siguen fermentando en los peroles de oscuras rencillas, llenos de ambiciones político partidarias y personales, de discriminaciones étnicas y culturales, de costumbres enlatadas, que siguen mirando de lejos a los serranos alto andinos y a los aborígenes de nuestra ubérrima selva, cargados de un asfixiante chauvinismo e inequidad social, donde la real lucha contra la pobreza, el analfabetismo y la integración de los pueblos, les ha importado un pepino a nuestros gobernantes de turno.

En todo caso, las escasas posibilidades que asomaron con intenciones de construir un país más justo, solidario e integrado en regiones de mayor cobertura, en contra del centralismo y la búsqueda de posibilidades de armonizar y ampliar los mecanismos de desarrollo sostenido, lamentablemente, en la consulta democrática llevada cabo con este fin el año 2005, no trascendieron más allá de los bostezos esporádicos de algunos políticos y gobernantes locales y regionales, con respuestas negativas del pueblo, debido a la carencia de una adecuada orientación y difusión de los objetivos.

En esta perspectiva, el reciente anuncio hecho por el Presidente de la PCM Salomón Lerner, como parte de la decisión gubernamental del Presidente Ollanta Humala, en la urgencia de acabar con la desigualdad que genera la actual demarcación departamentalizada del país, a partir del año 2012, con la conformación de cinco macrorregiones en la búsqueda de una integración transversal, sujeta a una consulta popular. Nos permite avizorar, que por fin, después de varios intentos fallidos, el Estado peruano iniciaría una real descentralización con exigencias de desarrollo equitativo y sostenido de los pueblos que integrarán, para cuyo efecto ya se habría previsto la conformación de cinco juntas de coordinación interregional.

Estamos, pues, ad portas al inicio de un nuevo proceso regional sobre la base de una consulta y organización de mecanismos de articulación que en definitiva debe convalidarse con el sustento de la opinión del pueblo. Este advenimiento, a nadie debe asustar, más allá de sus intenciones y expectativas del respeto mutuo y la búsqueda del bienestar general, es el inicio de tiempos nuevos para la real convivencia democrática del pueblo peruano.

Y aquí es importante precisar que, esta ampliación definitiva de la nueva demarcación territorial de las futuras macrorregiones, del que formará parte Ica, abrirá un amplio abanico de posibilidades para su desarrollo, debido a sus múltiples potencialidades, sus riquezas y recursos variados. Pero, al mismo tiempo, demandará la necesaria modificación de comportamientos de nuestros tradicionales líderes, acostumbrados a sembrar solamente repartijas electoreras, llenas de conveniencias político partidarias y personales. En adelante, su puesta en marcha, deberá garantizar la justicia social y la cabal convivencia fraternal de los pueblos a incorporarse en esta nueva jurisdicción territorial, en suma, será para todos y todas.

jueves, 25 de agosto de 2011

¿Somos un pueblo sin memoria, ni identidad religiosa?



Antenor Maraví Izarra (*)

En la región Ica, en estos últimos cuatro años, en materia de defensa y salvaguarda del patrimonio cultural y religioso, sin duda alguna, hay mucho pan por rebanar y exigir cuentas a los responsables de su custodia y conducción.

Hay un antes y después del último y dramático terremoto que afectó a la gran mayoría de los templos católicos del ámbito jurisdiccional, en los que urge mirar sin apasionamientos ese después, colocándolo no solo en el fiel de la balanza, sino en el real contrapeso de las graves y preocupantes secuelas dejadas en materia de protección y conservación, la gran mayoría de los templos, muchos de ellos emblemáticos, que datan de la época colonial, han sido literalmente borrados del mapa, y lo patético de esta suma de templos devastados, - calificadas como reliquias patrimoniales – es que la jerarquía eclesiástica de la diócesis de Ica, no ha movido una sola paja ni ha fomentado cruzada alguna por restaurar o reconstruir estos templos con el concurso de la feligresía y las autoridades pertinentes de cada provincia.

Esta incomunicación y la aparente renuencia a la concertación y diálogo con el pueblo católico, lamentablemente no es sino la confirmación de que las actuales autoridades eclesiásticas de Ica estarían manejando mecanismos anacrónicos y obsoletos, y esto es inaceptable, en estos tiempos de cambio y renovación que proclama la nueva iglesia con rostro humano, y como tal, es considerado como el templo superior de la creación divina. Es hora de que la jerarquía, los sacerdotes y religiosas de Ica, salgan de los templos y sus cuarteles de oraciones, y compartir las exigencias y avatares del pueblo.

En el caso específico del emblemático Santuario de Luren, de veras, irrita el alma y provoca bronca, contemplar cuasi inermes y sumisos, una montaña de escombros y desmontes levantados en el frontis, como un monumento irreverente a la venerada imagen del Señor de Luren, atrio memorable, en el que, siempre se ha dado el solemne inicio a la tradicional procesión del Cristo moreno por las calles iqueñas, alimentada en la mirada implorante, llenas de lágrimas y oraciones de hombres y mujeres, ancianos y niños, de los más débiles, los enfermos, y los miles de devotos, quiénes en cada segundo, minuto y horas interminables, han sabido renovar su acendrada fe religiosa, que en estos últimos cuatro años, sin repiques de campanas ni las luces refulgentes de la legendaria silueta arquitectónica del templo, se ha trocado en cúmulos de desmontes y desechos, con el agravante de que nadie sabe hasta cuando, igualmente se ignora, donde se encuentran depositados los donativos tanto internacionales como nacionales, incluido los aportes económicos recaudados en variadas actividades de buena voluntad, que a la fecha, lamentablemente por la ausencia de información, viene causando diversas especulaciones negativas.

En cualquier país democrático, sea laico o católico, el derecho a reclamar, tiene un correlato implícito, el de ser escuchado. No se trata de gritar en el desierto, sino de recibir una respuesta y tender el puente del diálogo, en suma, es abrir caminos de entendimiento y de buen gobierno en la reafirmación concertada de la memoria y el legado histórico del pueblo.

Es tiempo de que los nuevos mandamases de la iglesia iqueña, en concordancia con los acuerdos suscritos por los Obispos en la V Conferencia llevada a cabo en el Santuario de la Aparecida (Brasil), empiecen a compartir in situ ese nuevo mandato de esperanza,

especialmente al lado de los excluidos de siempre, donde la pobreza y sus necesidades tienen rostros interminables de dolor y desesperanza.

(*) www.lavozdeica.com

jueves, 18 de agosto de 2011

En el país de las palabras gastadas‏


Antenor Maraví Izarra

El Parlamento, en cualquier país democrático, es por excelencia un lugar de diálogo, donde los representantes elegidos acceden a su respectivo curul, con el juramento de legislar, investigar, defender e impulsar con idoneidad, transparencia y honestidad el desarrollo social y económico del pueblo que los ungió como su representante. Empero, que paradójico y ruin, es la constatación de que ese alto honor que se les confiere se convierta en un recinto de oscuros y repugnantes conciliábulos político partidarias.

Antes que legislar y fiscalizar el adecuado uso y manejo de los fondos destinados al real desarrollo y servicio de la sociedad, la mayoría congresal, con honrosas excepciones prefirió zurcir sus bolsillos y dedicarse a sacar el mayor provecho posible de su permanencia parlamentaria, de cuyas resultantes el cuociente de sus gestiones fueron irrisorias e intrascendentes, en flagrante menoscabo a la majestad del cargo y el deber ineludible para los que fueron escogidos, que no es otro que defender los derechos del pueblo que los eligió.

En el caso específico del manejo y control de los fondos destinados a la reconstrucción de las zonas devastadas por el terremoto del 15 de Agosto, los representantes de Ica ante el parlamento, no solo enmudecieron y cerraron los ojos ante la manifiesta podredumbre de quienes festinaron con los diferentes donativos y las elevadas cifras presupuestarias destinadas por el Gobierno saliente, sino que, el sufrimiento y las innumerables quejas y súplicas de los damnificados, les importó un grano de comino.

Antes que promover esfuerzos y desplegar cruzadas de moralización y ejercer un estricto control de los fondos destinados para la defensa y protección de los cientos de miles de damnificados, brillaron por su pusilanimidad y ausencia de fiscalización de las innumerables fechorías en los que incurrieron los encargados de manejar los fondos destinados a socorrer a los damnificados y la construcción de diversas infraestructuras. Ni siquiera el voluminoso Informe de la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la República que presidió el ex parlamentario José vega Antonio, sensibilizó a nuestros congresistas por lo menos a alzar sus voces de protesta y exigencias de moralización y sanción a quienes supuestamente habrían incurrido en delitos contra la administración pública, tal como se especifican en los innumerables hallazgos, remarcados en las conclusiones que, hoy duermen en las calendas griegas.

Desde esta óptica, sin duda decepcionante, saludamos al nuevo equipo congresal de Ica, y en particular a la congresista Ana Jara Velásquez, por la reafirmación de su compromiso en la lucha frontal contra la corrupción y la impunidad imperantes, y fundamentalmente por su sensibilidad en la defensa de los derechos humanos, pues una cualidad exclusiva del ser humano es su DIGNIDAD. Es decir, no puede ser utilizado ni marginado por otros, no puede ser cosificado, no es un medio sino un fin en si mismo.

Tanto el hombre como la mujer, por el simple hecho de ser seres humanos, son sujetos de derechos sin distinción, y como tal, es inconcebible que miles de damnificados por el terremoto, luego de cuatro años de vía crucis, aún sigan durmiendo en casuchas de esteras, abrazados a las almohadas de la indiferencia gubernamental saliente. Este nuevo Congreso, nos referimos especialmente a los representantes de Ica, tiene el deber de fiscalizar a todos, para cumplir no solo con la recuperación de la ética, sino su credibilidad y el cabal ejercicio de su función de control y contrapeso de poderes, al real servicio de la dignidad humana.

No es posible cerrar los ojos, más allá de los linderos palaciegos, hay un Perú que sufre.