Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: diciembre 2012

lunes, 31 de diciembre de 2012

¡ Felíz Año 2013, poeta …!!!

Por:Antenor Maraví Izarra (*)




Reza un antiguo pensamiento chino: “Las instituciones educativas, cuanto más antiguas sean, son la morada del alma, donde el tiempo es la eterna acumulación de huéspedes, llenas de recuerdos y acciones imperecederas…”.
El pasado 24 de diciembre, víspera de Navidad. Luego de 40 años, tuve la inmensa felicidad de reencontrarme – vía Facebook – con mi entrañable ex alumno de la entonces Gran Unidad Escolar “José de San Martín” de Pisco, Máximo Víctor Zegarra Blanco, quien con la misma solemnidad infinita que siempre le caracterizó, al enlazar el bello poema “Con manos del dolor”,coincidente a la primera publicación que hiciera como miembro integrante del Círculo Literario Estudiantil ZOLLIPAR, con generosas frases testimonian los inolvidables días que compartimos en la referida institución educativa, Alma Mater de la histórica provincia Pisco.
Rememorar los maravillosos años que compartí en este  bendito templo del saber, es retrotraer la imagen de una pléyade de maestros y alumnos que tejieron con admirable vocación ese maravillosos quehacer educativo, llenos de mística y entrega, donde el deporte, las artes, las letras y las ciencias formaron el sólido pedestal de una fecunda labor pedagógica.
En esa morada, que bien podría ser un ínterin, donde los luceros del alba, tantas veces acompasaron los iniciales pasos y sueños de luz de Máximo Zegarra, que duda cabe, para quiénes tuvimos la dicha de compartir e impulsar las primeras publicaciones de sus  poemas llenas de amor y la búsqueda de la dignificación y exigencias de justicia a los derechos humanos. Aún adolescente y su inconfundible voz de niño grande, a despecho de las fuerzas envolventes y las antípodas que engendraron sus limitaciones económicas, con su rostro retinto y su mirada de cóndor, siempre orgulloso de su raza afro peruana, convertidos en cada poema en tatuajes y mil oraciones, tantas veces cabalgó y soñó con alcanzar las manos de Dios, zurcidos en su pecho, a la espera del maná que algún día llegará.
Como diría el autor de “La soledad de los poetas muertos”, MVZB, en aquellos años, aunque el viento se obstinó en soplar en contra, con sus lapiceros en ristre, sin la clásica máquina de escribir, cual gladiador, entre  arenales y las brumas blanquecinas del mar, abrazado al vuelo rasante de las gaviotas, innumerables veces navegó triunfante en su lancha de papeles llenas de virginales poemas y sueños de amor, que hoy seguramente fermentan en la ambrosía de un viejo lobo atrincherado en las murallas limeñas.
Transcurrido estas cuatro décadas, confieso que por razones de cumplimiento de  nuevos retos y responsabilidades, tanto en el quehacer periodístico y educacional, me alejé de Pisco a partir de los años1975, y desde entonces perdí el contacto con quien, hoy  en hora buena es el causante de estas líneas fraternales abrazadas al año que se nos va presurosamente, pero con señales de bengala.
Y finalizo, estos cohetecillos de alegría, parafraseando a Octavio Paz, quien en una ceremonia de reconocimiento a un poeta, señaló en alta voz. Los poetas mediante la palabra, procuran hacer sagrado el mundo. No pretenden hermosear, santificar o idealizar lo que tocan, sino volverlo sagrado. Por eso, agrega Paz, desde lo más profundo de sus sentimientos, no escatiman en valorar, aplaudir y a veces llorar al lado de quienes defienden y sirven los derechos del ser humano, considerados como el templo superior de la creación divina… ¡FELIZ AÑO 2013 POETA!!!.


martes, 18 de diciembre de 2012

Mi Patria

 
Porque mi patria es hermosa
como una espada en el aire
 y más grande ahora y
aun más hermosa todavía,
       yo hablo y la defiendo con mi vida.
No me importa lo que digan
        los traidores, hemos cerrado el pasado
  con gruesas lágrimas de acero.
   El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra
    son nuestros, 
y para siempre nos pertenecen
el mar, las montañas y los pájaros.
                                 
                                                              Javier Heraud