Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: 67ª Asamblea General de la SIP: Necesarias aclaraciones y reorientaciones

miércoles, 19 de octubre de 2011

67ª Asamblea General de la SIP: Necesarias aclaraciones y reorientaciones


(*) Antenor Maraví Izarra


En la inauguración de la cita de la SIP, en Lima. El presidente peruano, Ollanta Humala (centro), junto al presidente de la SIP, Gonzalo Marroquín (segundo desde la izq.) y el director del diario La República, Gustavo Mohme. Foto: AFP


En el discurso que pronunció el Presidente de la República Ollanta Humala, en el acto inaugural de la 67ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), llevada a cabo recientemente en Lima. Hizo bien en puntualizar, sin tapujos ni medias tintas que durante el tiempo que abarcó la campaña electoral de su candidatura, hubo una prensa mayoritariamente malintencionada, perversa y ruin que festinó sin miramientos una poderosa batería en su contra, llegando a extremos de usar enervantes letanías y afirmaciones demonizadas de toda índole con la aleve sumatoria de mercenarios asalariados de toda laya.
Tras señalar estos hechos, ante la atenta mirada de los asambleístas, el Presidente Humala, acto seguido señaló: “Que el poder de la prensa, radica en decir la verdad, y como tal no deben responder a otros intereses que no sean, precisamente, la búsqueda de la verdad. La prensa debe ser como un sacerdocio, deben ser los guardianes socráticos que lleva la palabra de Dios, no pueden ponerse de bodegueros”.
Y repetimos, que hizo bien el Presidente Humala, en señalar las dificultades que le tocó enfrentar a esa barrera integrada por la flor y nata de empresarios nacionales pertenecientes a esa derecha cavernaria, quienes a lo largo de la historia periodística continental, igual que sus símiles  no solo han desatado campañas en contra de gobiernos legítimos, sino que, ha tocado también las puertas de organizaciones del propio sistema de las Naciones Unidas, que se han puesto al lado de los pueblos latinoamericanos en la lucha por la democratización de las comunicaciones. Así ocurrió en los años 70 contra la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuando esta promovía el derecho de los estados a establecer políticas comunicacionales.
La SIP siempre se ha empeñado en hablar como representante de los periodistas, pero se trata de una organización empresarial que solo representa a los dueños de los grandes medios. Por lo tanto, no puede ni debe hablar en nombre del gremio periodístico.
La SIP se abroga el derecho de decidir quien viola y quien respeta la libertad de expresión. La libertad de expresión es un derecho individual del cual se deriva la libertad de prensa; pero en tiempos de los grandes medios masivos se convierte en un derecho colectivo de la sociedad y no de los dueños de la gran prensa.
Desde esta óptica, es menester afirmar que, en una sociedad democrática como la nuestra, el rol más importante de un medio de comunicación, debe ser principalmente ejercer la tarea de informar a la opinión pública del acontecer diario, velar por las exigencias y hacer prevalecer sus derechos en el debate público y en el accionar de los gobernantes. Fiscalizar el comportamiento de los funcionarios públicos, y sobre todo, el buen uso que hacen los administradores de los recursos que les fueron confiados por la ciudadanía.
Además, son los medios de comunicación los que mueven o despiertan la conciencia de la opinión pública, orientándola hacia los valores que contribuyen a reforzar el sentido de la democracia y el buen camino de la sociedad.
De modo, esta gran cita de empresarios de la comunicación interamericana, llevada a cabo en Lima, por lo menos debe servirnos para tomar conciencia del por qué y para qué de su funcionamiento.

(*) www.lavozdeica.com

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