Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: Ica, entre la abulia y la desidia cultural

jueves, 17 de noviembre de 2011

Ica, entre la abulia y la desidia cultural

  Por: Antenor Maraví Izarra (*)


En esa especie de abulia, acostumbrados a guardar el silencio cómplice, que algunos suelen denominar  prudencial, frente a la inoperancia de nuestras autoridades de turno, para apoyar las positivas gestiones y las buenas intenciones que de cuando en cuando suelen presentarse en el cielo iqueño como la lluvia del maná, tal el caso, de la Ley 25041 que fue promulgada el 14 de Junio de 1989, en la que taxativamente dispone, grandes posibilidades para el desarrollo armónico y sostenido en la defensa, conservación y promoción de la cultura.
Esta ley, promulgada en el primer gobierno del ex Presidente Alan García, fue gestada y promovida, gracias a la incesante exigencia del entonces parlamentario iqueño Dn. Fernando León de Vivero, con la precisión de transferencia al INC-Ica la antigua casona, que entonces ocupaba precariamente el Instituto Pedagógico “Juan XXIII”, -  ubicada en la intersección de los jirones Lima y Dos de Mayo, - para el establecimiento de la “Casa de la Ciencia y Cultura Abraham Valdelomar”, con la finalidad de recopilar, evaluar y monitorear el patrimonio científico, cultural, histórico, arqueológico; así como promover una permanente manifestación del arte, las letras y el folklore de la Región Ica.
Las exigencias de espacio y promoción de la cultura en el país, siempre han sido consideradas como el patito feo de la película, en cuya realidad, las gestiones de esta importante ley, único en su género, es muy posible que al  ex parlamentario León de Vivero, pese a su reconocido liderazgo, le haya ocasionado más de un dolor de cabeza, superar variadas peripecias y las tradicionales costumbres parlamentarias, como moler ají, cebollas y ajos en un gran batán; pero jamás, ni en sueños habría pensado que a lo largo de estos 22 años, cinco meses y tres días, desde su promulgación, ninguna autoridad local, ni los sucesivos representantes ante el Congreso de la República, entre ellos reconocidos militantes del partido político de este veterano  parlamentario iqueño, no hicieran absolutamente nada por convertir en realidad esta singular ley, de cuyas resultas, gracias a los efectos del reciente movimiento sísmico, actualmente se ha convertido en terreno abandonado, cargado de escombros, donde los perros callejeros y algunos malhechores comparten espacios para sus necesidades.
Hay un inocultable déficit cultural en Ica, las instituciones tutelares, siguen adocenadas y reticentes en la necesaria defensa, promoción y convocatoria de  espacios a las nuevas generaciones, no existen bibliotecas, los monumentos históricos siguen cayéndose a pedazos y nadie dice nada. Al parecer hemos sido absorbidos por una sociedad donde todo parece tener precio y donde las personas no son mas que un engranaje en la enorme rueda comercial, que crece cada vez más sin sentimientos valorativos a nuestra identidad y memoria colectiva.
Es imprescindible reformular los soportes y lineamientos que reorienten y dignifiquen  nuestra heredad  cultural, urgen nuevos comportamientos, no ya como una cuestión idílica, sino como un necesario desarrollo que nos permita aproximarnos a nosotros mismos, que nos haga capaces de ver la vida desde una opción valorativa y superior. La región Ica, como muy pocas en el país, tiene una gran riqueza cultural que es necesario rescatar, cautelar y replantear su plena vigencia histórica, en cuyo engranaje las autoridades y el pueblo tienen el deber ineludible de velar por su intangibilidad y  salvaguardia.

(*) www.lavozdeica.com

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