Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: RECORDANDO A ALAIN ALTEZ CABRERA…

lunes, 25 de junio de 2012

RECORDANDO A ALAIN ALTEZ CABRERA…


Por: Antenor Maraví Izarra (*)



Envuelto en el velamen de un dulce sueño, aferrado a los trinos incesantes de los jilgueros y pichiusas que abundan en los capulíes y arrayanes, del cielo azulino de Acobamba - Huancavelica, tierra donde nació Alaín Altez Cabrera hace 66 años, en cuyos linderos, todas las mañanas los luceros del alba, hoy como ayer, siempre anunciaron reverberantes el arribo del tradicional ángelus con su cargamento de infaltables cuitas de amor y oraciones tejidas para todos sus hijos ausentes y presentes.Hace un mes que dejo de latir el corazón de Alaín, y posiblemente como una pajita de algún trigal despellejado en una de las tantas memorables trillas convocadas por el abuelo Epifanio entre jarahuis y cánticos, donde junto a los familiares y los  numerosos peones especialmente contratados, cual haravico de las inmensas lomadas que existen en su pueblo, siempre estuvo presente. Y como tal, es de suponer que Alain, antes de cerrar los ojos, en los minutos previos a su lamentable deceso, haya hilvanado  con una mirada retrospectiva, los insondables años de su fecunda existencia, llenas de arengas a la vida, y fundamentalmente al bienestar de su pueblo, donde tantas veces participó como un gran gladiador andino.
Entre estos y otros recuerdos, recostados entre la fina garúa y el incesante viento frío del mes de mayo arrancados desde las entrañas del mar limeño, partió súbitamente hacia la eternidad, sin decirnos ningún adiós, se fue en silencio como la brisa mañanera de su pueblo, desde entonces, en esa ausencia sin retorno, los magistrales bordones de su guitarra ayacuchana han enmudecido y están de duelo.
En esta fresca memoria, que empezamos a remarcar, entre otras importantes vivencias que desplegó Alaín activamente en vida, además de su gran maestría como intérprete de las melodías ayacuchanas, cabe recordar que en los primeros años de la década del 70,época en que desempeñó el Rectorado de la  otrora Universidad Católica de Ayacucho, el doctor Adrián Arce Iturre, Alain fue uno de los fundadores e integrantes  de la Tuna Universitaria, en este interin, alternadas entre la bohemia y el embrujo de la noble y señorial ciudad colonial de Huamanga, acrecentó a ritmo acelerado sus cualidades artísticas en contacto  con los mejores exponentes de la música ayacuchana de entonces, entre ellos, Ernesto Camasi, Carlos Falconí, Amilcar Gamarra, integrantes del legendario trío Ayacucho, y otros reconocidos exponentes de la tocata clásica y señorial del huayno huamanguino como Pío Cárdenas, Cacho Córdova y Cucho Martínez, entre otros, con quiénes departió inolvidables veladas y tertulias al compás del mágico encanto del tronar envolvente de las guitarra, dándose tiempo algunas veces para asistir a sus estudios frustrados en la Facultad de Derecho.
Años más tarde, luego de egresar como profesor de la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta), ejerce la docencia algunos años en el Colegio de su pueblo San Francisco de Asís, trasladándose luego a la ciudad de Lima, donde es incorporado como docente e integrante  de la Tuna Universitaria en la Facultad de Humanidades de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega. En esta importante casa de estudios superiores, durante 10 años asesoró a diferentes promociones en el quehacer musical, cumpliendo variadas tareas como la edición de antologías de huaynos clásicos del rico acervo cultural andino del país, compartiendo sus horas libres en el marco musical de consagrados artistas como Bertha Barbarán, entre otros.   
Sin duda alguna, Alaín Altez, nació y vivió para el arte musical, y amó y defendió como ninguno a su tierra, pero las garras de la ingratitud que pululan por doquier, aquí y allende los Andes, las autoridades locales olímpicamente lo maltrataron, le regatearon los merecidos lauros y honores que le correspondían en vida. Como alguna vez  remarcara el poeta Sebastián Salazar Bondy, seguimos formando parte de un país que prefiere organizar banquetes de ubres para ensalzar a los truhanes y amigotes, somos parte de un templo de ceremoniales crueles, donde un alud de placeres es vitoreado, antes que honrar a sus hijos predilectos. Desde estas líneas, enviamos nuestras  sentidas condolencias a sus queridos padres: Leoncio Altez Izara y María Mercedes Cabrera Torre, y a sus apreciados hermanos y hermanas.
 En conmemoración al primer mes de su sensible fallecimiento, mañama 26 de Junio a horas 7 PM,se oficiará una Misa en la Iglesia Santa Beatriz ubicada en la Plaza de Armas de Lince - Lima (Cuadra 18 de la Av. Militar).

¡Honor y gloria a la memoria de este excepcional maestro y exponente del acervo nacional andino!
(*) www.lavozdeica.com.

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