Editor: Antenor Maraví
Confidencias en Alta Voz: Es hora de destapar la olla putrefacta de la corrupción

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Es hora de destapar la olla putrefacta de la corrupción


 
Antenor Maraví Izarra (*)

Hacen 191 años, la expedición libertadora al mando del generalísimo Dn José de San Martín, desembarcó en la bahía de Paracas-Pisco, un día como hoy, posteriormente  proclamar en Lima la independencia nacional, del yugo español. Tres años después, frente a los azarosos tiempos que seguía confrontando la naciente república, el libertador Simón Bolívar, días antes de la batalla de Ayacucho, remarcó en voz alta: “…Los únicos sueños que pueden hacerse realidad, son aquellos que los hombres y mujeres de los pueblos, saben que son necesarios realizar, pero tienen que ser honestos y poner sus servicios a las causas superiores de ese pueblo”.
Hoy, enlazamos estos mismos sueños; pero adecuados a la realidad imperante, que no son otros, que las viejas demanda de moralización y sanción ejemplar contra los que traficaron con el dolor del pueblo iqueño que tan dramáticamente fue devastado  por el terremoto del 15 de Agosto  del 2007, del que hasta la fecha la gran mayoría de los afectados siguen confrontando interminables vía crucis, en tanto los malhechores que acrecentaron sus sufrimientos, amparados en la indefensión y la impunidad imperantes entonces, hoy siguen disfrutando campantes e inermes de sus frondosas fechorías.
No debemos olvidar que las garras de esta purulenta situación, empezó a funcionar a escasos minutos de producido el terremoto, en los que sin ningún ápice de solidaridad humana con los miles de damnificados de la provincia de Pisco, encabezados por el militante aprista Julio Espinoza, funcionario del Sistema Integral de Salud (SIS), urdieron la sobre valoración en la adquisición de raciones de alimentos destinados para los damnificados.
De un total de catorce millones de nuevos soles que solicitaron a la caja fiscal, en menos de lo que canta un gallo, se embolsicaron dos millones y doscientos veintiocho mil nuevos soles, con el agravante de que las supuestas raciones que fueron transportados en barco entre los días 18 de agosto y 11 de septiembre del 2007, no existen sustentaciones, ni evidencias que precisen tanto la cantidad, recepción y la distribución. Es más, los supuestos documentos que fueron archivados y almacenados fueron sustraídos, igual que los USB de la ex ejecutiva de BTR, denunciados por Giselle Giannotti. Tras esta fechoría, continuaron campantes y sonantes una serie de corruptelas, diversificadas en diferentes instancias del aparato burocrático de la administración pública, en los que festinaron una serie de peculados, omisiones, malversaciones, entre otros, con indicios razonables de delitos de colusión. Hay una cifra de 1,123 millones de nuevos soles, anunciados por el propio ex presidente Alan García, pendiente a la rendición detallada de cuentas con la consiguiente sanción, a los que incurrieron en las graves irregularidades, detectadas por la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Congreso de la República, presidido por el ex congresista José Vega Antonio, referidos al proceso de reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto en las provincias Ica, Chincha y Pisco, que  actualmente duermen en  las calendas griegas, debido a la inercia conspirativa de la mayoría congresal aprista y sus aliados.
Frente a estos hechos, los actuales gobernantes y las clases políticas tienen que dar muestras claras de su compromiso efectivo con la moralización, detectar y sancionar a todos los corruptos. Estamos rodeados de una vieja cleptocracia burocrática, y no hay que olvidar, muchos de estos inmorales, entre ellos ex parlamentarios, siempre han predicado falsas morales. Es hora de destapar la olla y sancionar ejemplarmente a quienes han causado tanto daño al país.
Sin el alma de un pueblo y respetar sus elementales derechos de bienestar y equidad social, no es posible gobernar y menos entender sus exigencias, cualquier gestión que se haga será poco y siempre demandará esa dosis de buen gobierno, caracterizado por la transparencia en los actos y el derecho a ser informado. No debemos olvidar, que el pueblo es el soberano de todos, con plenos derechos a soñar y ser atendido, tal como afirmara el libertador Simón Bolívar. 

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